La iglesia de San Francisco se sumó con éxito a una masiva procesión del Corpus

02/06/2013 - 20:35 Javier Pastrana Margüenda

La procesión del Corpus volvió a convertirse en una fiesta para la ciudad de Guadalajara. La ocasión lo merecía. La capital aprovechó la cita para estrenar la Iglesia del Fuerte de San Francisco, recientemente recuperada. Desde allí partieron la Custodia, las cofradías, autoridades y un pequeño ejército de niños y niñas engalanados con sus trajes de primera comunión que se encargaron de acompañar durante todo el recorrido a Jesucristo y sus 12 apóstoles. Devoción y alegría en una mañana a la que tampoco tuvo estómago el sol para darle la espalda.
Como siempre, las alfombras de las cofradías fueron un espectáculo para la vista
Este año, la procesión cambiaba su itinerario. La concatedral de Santa María cedió su habitual puesto de honor como punto de partida a la iglesia del Fuerte de San Francisco. Primero se celebró la función religiosa y después comenzó el recorrido. Los primeros en salir fueron los niños, a los que anunciaban el fuerte y tradicional sonido de las dulzainas. Vestidos con sus trajes de primera comunión, cada grupo de jóvenes acompañaba a un personaje de la Biblia. En este caso, Jesucristo y los doce de apóstoles. No es para menos, ya que la procesión está organizada por la Cofradía de los Apostoles. Como es lógico, los grupos más numerosos de personas estaban reunidos en los tramos de calle que habían sido alfombrados para la ocasión. El primero, en la misma Plaza de Santo Domingo, donde la Hermandad del Cristo y de la Paz había cubierto la acera con un precioso manto de colores que esperó, virgen, el paso de la Custodia. Tras ella, ya sí, quedó libre el paso para el resto de la ciudadanía. Tres alfombras más aguardaban a la custodia en las calles del casco histórico de la ciudad. La primera en la Plaza del Jardinillo, obra de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad. La segunda, de la Cofradía de la Pasión del Señor, en la calle Miguel Fluiters. Y la tercera, ya en los mismos soportales de la concatedral de Santa María. Fue en la misma concatedral donde se reunió el mayor grupo de fieles para asistir al momento en el que se procedió a realizar la bendición eucarística. Un año más, la procesión del Corpus Christi demostró la devoción con la que se viven este tipo de festividades en la capital.