La leyenda del 'Santo Grial'

03/04/2021 - 11:14 José Serrano Belinchón

Se sabe por tradición que del cáliz de la Santa Cena se había hecho cargo la Virgen María, y que después fue San Pedro quien se lo llevó a Roma.

La historia magníficamente documentada, es algo más que una leyenda. Pero han sido tantos los comprometidos pasos que en un momento determinado de la gran Historia se han tenido que dar, para que llegase hasta nosotros, tantos, que, para muchos, haya podido tomar el carácter de leyenda universal, debido a su alcance. Historia, pues, en la que nuestro país ha tenido, y sigue teniendo, mucho que ver. Con el nombre de Santo Grial, del que tanto se han venido ocupando la Historia y la Literatura durante los últimos veinte siglos, reconocemos un objeto sagrado: el cáliz con el que en la Última Cena consagró Jesucristo por primera vez el vino de la vid, convirtiéndolo en su propia sangre; misterio de fe que todos los días, y en todos los países católicos de la tierra, se viene repitiendo en cada celebración de la Santa Misa, tanto en la que se dice en una catedral a vuelo de campanas, como en la que celebra el sacerdote del pequeño pueblo, con dos o tres viejitas como asistentes y un niño, distraído quizás, que le acompaña como monaguillo.

Se sabe por tradición que del cáliz de la Santa Cena se había hecho cargo la Virgen María, y que después fue San Pedro quien se lo llevó a Roma. Cuando los emperadores romanos decretaron la persecución contra la naciente Iglesia, el diácono aragonés San Lorenzo se encargó de hacerlo llegar a su tierra, donde se conservaría durante mucho tiempo en el monasterio de San Juan de la Peña. Durante el reino de Aragón, el rey Martín el Humano lo mandó llevar a Zaragoza, al castillo de Alfajería, donde permaneció hasta el año 1424, en que Alfonso V “El Magnánimo” hizo llegar la sagrada reliquia al palacio real de la ciudad de Valencia. Durante la francesada se fue librando del peligro llevándoselo a Alicante, luego a Ibiza y después a Palma de Mallorca, hasta acabada la guerra contra los franceses en que fue devuelto de nuevo a la ciudad de Valencia. Durante la Guerra Civil fue escondido secretamente en una casa de Carlet, hasta la primavera de 1939, que, acabada la guerra, se devolvió a la catedral de Valencia.

Las grandes leyendas medievales no suelen referirse al Santo Gríal, pero sí a la copa que Jesucristo empleó en la última Cena. Sí, en cambio, hubo caballeros cristianos que emprendieron la tarea de buscar la Sagrada Reliquia; circunstancia que aprovechó la Literatura europea con un buen surtido de aventuras en torno al Santo Grial, en las que entraron en juego el archiconocido rey Arturo y los célebres caballeros de la Tabla Redonda.

Por tratarse del sagrado objeto del que se trata, la Iglesia ordenó que sus fieles, y en general todos los creyentes, tributasen al Santo Cáliz el culto llamado de latría, o de adoración, que en su mayor parte suelen cumplir todos cuantos asisten a visitarlo en la catedral de Valencia.