La librería 'La Felipa'

23/04/2018 - 13:45 Pedro Villaverde Martínez

 Esta tarde se pondrá una placa conmemorativa en recuerdo suyo en dicho lugar por iniciativa de un sobrino nieto que sigue la tradición de librero en Madrid. 'La Felipa' se abrió en la calle Libreros, de Madrid, en 1944.

Más que conocida por todos, sobre todo estudiantes, en la calle Los Libreros, 16, en Madrid, Felipa Polo Asenjo fundó en 1944 su librería. El próximo lunes 23, se pondrá una placa conmemorativa en recuerdo suyo en dicho lugar por iniciativa de un sobrino nieto que sigue la tradición de librero en Madrid, aunque en otra ubicación. La Casa de Guadalajara en Madrid ya le hizo un homenaje siendo presidente de la misma José Ramón Pérez Acevedo. Para nosotros tiene una historia muy especial porque cuando estudiábamos en la Universidad tuvimos la ocasión de frecuentarla y hablar bastante con su fundadora. Ella nos recordaba que nosotros habíamos permitido que su familiar, queremos creer que sea él ya mencionado, o tal vez fuese otro descendiente, pudiera asistir a la escuela de  Berninches  siendo muy pequeño. Cuando nosotros fuimos por vez primera a la citada librería recibimos el mejor de los tratamientos  porque nos recordó esto que acabamos de mencionar, y desde entonces siempre fue así. Suponemos que lo daba a todos. Nos guardaba los libros que le encomendábamos y nos hacía pasar a la trastienda evitando más de una espera, pues las colas a veces eran bastante grandes, y nosotros siempre corriendo para que el tren no se nos escapara. Guardamos de todo ello el mejor de los recuerdos. Diremos que para nosotros era la de Berninches, la primera escuela de la que éramos maestro y cualquier detalle que recibíamos nos suponía una gran alegría. Cuando ahora nos dicen que van a homenajearla nos sentimos muy satisfechos y pensamos que cualquier reconocimiento se queda corto, pues su Librería era más que reconocida.Tampoco queremos cargar las tintas en elogios por muy merecidos que sean, tan sólo pretendemos mostrar nuestra admiración y agradecimiento hacia un comportamiento que aún ahora lo consideramos excesivo. Es, pues, una satisfacción poder dedicar esta columna a recordar algo que siempre lo llevamos dentro.  Cuando oímos hablar de esa librería siempre nos viene a la cabeza el gran favor que nos hacía guardándonos los libros que le encargábamos. Enhorabuena, pues, por cuantos homenajes le hagan, que bien merecidos son, y que su sobrino nieto tenga igual éxito en la tarea.