La morosidad en las empresas del metal sube un 130,5%

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Al grave problema de liquidez que afecta a más del 90% de las empresas españolas, se añade un nivel de morosidad sin precedentes. En el sector del metal la demora de los desembolsos ha crecido un 130,5% en los nueve primeros meses de 2008, respecto al mismo periodo de 2007. Mientras tanto, el número de impagados aumentó a un ritmo del 35% anual y el volumen del importe de las deudas a más del 90%. El peligro que se ciñe sobre el sector figura en un informe de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal).
Los autores del estudio realizan una serie de propuestas para mejorar la situación, pero antes lanzan un dramático aviso. Advierten de que la insostenible situación de las empresas, especialmente de las pequeñas y medianas, el fortísimo incremento de la morosidad y el número de impagados agravan las dificultades de tesorería y deterioran la rentabilidad, la competitividad y, cada vez con mayor frecuencia, la propia viabilidad de las empresas.
La patronal del metal afirma que el peligro se encuentra en que un 5,4% de los efectos vencidos se convierte en impagados y que la morosidad y los retrasos e incumplimientos de los plazos contractuales o legales son la causa del 25% de las quiebras empresariales. Estas circunstancias, unidas a la restricción crediticia, son pues el origen de la mayoría de los procesos de cierre y, de no adoptarse medidas para frenar el deterioro detallado, el 20% de las empresas estaría abocado a la desaparición.
Para Confemetal, otro ingrediente que empora la situación es “la cultura comercial permisiva y condescendiente con la picaresca” que considera las cláusulas contractuales sobre los plazos de pago, “no como una condición vinculante de la venta, sino como algo orientativo y abierto siempre a la negociación”. A esto se suma el sistema judicial “lento y costoso” que “beneficia al moroso”, el “miedo a reclamar o a denunciar por no perder el negocio o incomodar al cliente” y la fuente de financiación gratuita que llega al deudor a expensas de las empresas acreedoras; circunstancias todas ellas que “lastran la competitividad del conjunto de la economía”.