La nueva sede de Caja de Guadalajara ‘eleva’ su presencia y compromiso con la provincia

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA
SEDE SOCIAL CAJA GUADALAJARA
La oficina principal, ahora allí, comenzará a prestar servicio a los clientes el 16 de noviembre
“Ya ha llegado el día”. Como anunció ayer un orgulloso presidente de Caja de Guadalajara, José Luis Ros, el edificio que albergará, a partir de ahora, la sede social de la entidad provincial ya está totalmente terminado y ayer abrió sus puertas a los medios de comunicación, por la mañana, y a los propios empleados de la Caja, a los que fue presentado por la tarde.
Ubicado al otro lado de la A-2, en la avenida de Eduardo Guitián, la nueva central de la Caja provincial es ya el rascacielos de la capital, el edificio más alto de Guadalajara con sus poco más de 50 metros de altura sobre rasante. No será sin embargo hasta el próximo lunes 16 de noviembre cuando la oficina principal de Caja de Guadalajara comience a prestar servicio comercial a sus clientes en la nueva ubicación, concretamente en la planta baja, una vez que cierre sus puertas definitivamente la actual, en la calle Juan Bautista Topete, el viernes 13 de noviembre, pasando después a manos de la Junta de Comunidades que instalará allí su Delegación provincial. Antes, a lo largo de la semana próxima, los empleados de la Caja se irán mudando a su nuevo espacio de trabajo departamento por departamento. Será el jueves 19 de noviembre cuando la nueva sede de Caja de Guadalajara se presente oficialmente en sociedad, en un acto que estará presidido por José María Barreda. Días más tarde, el 21 de noviembre, el nuevo edificio abrirá sus puertas a sus clientes y a la sociedad guadalajareña para hacerles igualmente partícipes del mismo a través de un variado programa de actividades. Único y emblemático La torre de Caja de Guadalajara fue diseñada de acuerdo a las necesidades representativas y funcionales de la empresa y por su emplazamiento, capacidad de respuesta técnica avanzada y altura se ha convertido ya en un edificio único y emblemático en Guadalajara. Su singularidad aporta, por otra parte, un elemento urbanístico y arquitectónico enriquecedor a la ciudad. En palabras de Ros, “la ciudad gana enormemente en presencia, en imagen y también en una sensación que queremos transmitir de potencial económico de cara al futuro y de cara al presente”. La nueva sede social reúne unas instalaciones funcionales para los empleados y prácticas y modernas para los clientes. Con la construcción de su nuevo edificio, Caja de Guadalajara abre el camino a otros nuevos y futuros en la zona, permitiendo la localización de negocios y servicios en esta franja de la capital que ha sufrido la situación económica, que ha ralentizado su desarrollo y avance. Sus principales objetivos son, como detalló el presidente, dar “un mejor servicio a nuestros clientes, unas instalaciones más dignas para nuestros empleados y, desde luego, un servicio para la zona en que desarrollamos nuestro trabajo y que nos vio nacer como empresa”. José Luis Ros agradeció y felicitó a Hercesa y al arquitecto del proyecto, Javier Solano, por haber cumplido con lo acordado y haber terminado el edificio en plazo, “en un tiempo récord” de 18 meses, y ciñiéndose al presupuesto inicial sin modificarlo ni un ápice. Tras ese tiempo, Caja de Guadalajara ya tiene a su disposición un edificio de 15 plantas, 12 sobre rasante y tres más bajo rasante, y una altura de 48,3 metros, por encima de los cuales se sitúan las plantas técnicas y las instalaciones de energía solar térmica y fotovoltaica. Dispone de una planta semisótano y dos sotanos, donde se sitúan la sala de arte, el gran salón de actos –con 280 butacas y totalmente insonorizado–, el aulario destinado a la formación interna y externa y los almacenes y el aparcamiento. Esta zona, destinada a un uso social, tiene su propia puerta de acceso independiente a la entrada principal. Y si en la parte inferior se sitúa la zona cultural y social de la Caja, en lo alto de la nueva torre, en la planta número 11, se ubica la “planta noble”, que aloja los despachos del presidente y el director general y la sala de consejos, que alberga ya en su interior las dos grandes obras de arte representativas de la entidad provincial, el Retablo Arriacense, que reúne los principales hitos históricos y monumentos de la provincia –obra del artista conquense Víctor de la Vega– y la gran mesa de haya, caoba y cuero de distintos colores, que mide más de siete metros de largo y más de dos de ancho, las obras emblemáticas de la Caja, que no podían faltar en la nueva sede porque, como dijo Solano, “todo cambia y al mismo tiempo hay una permanencia de los valores esenciales”. Las vistas de la capital, la Sierra y la Campiña desde esta planta son espectaculares y sobre todo permitidas por la “piel de cristal” de que se ha dotado al edificio, totalmente desnudo al exterior. Su envoltura de vidrio perimetra todo el edificio, de planta rectangular, y se adapta a las condiciones del sol mediante la disposición de unas lamas fijas de aluminio a diferentes alturas. Estas fachadas dotan al edificio de una excelente protección térmica y acústica y el acristalamiento total de las oficinas permite un óptimo nivel de iluminación natural. En la planta baja, se encuentra la oficina principal de la Caja, en la que se prestará servicio al público. Cuenta con una gran zona diáfana, con espacios de espera, exposición y caja virtual, la oficina bancaria, los aseos y el control de accesos al núcleo de comunicación vertical, formado por cuatro ascensores de gran capacidad y dos escaleras, una de ellas exterior. El resto de plantas, de la primera a la décima, son “plantas tipo”, de semejante organización y estructura, planificadas a la medida de la funcionalidad de la Caja. Las pocas diferencias entre sí se deben sólo al tipo de trabajo que se va a desarrollar en ellas. Como explicó el arquitecto, se han diseñado en base a la idea de “oficina paisaje”, pues se trata de espacios totalmente diáfanos, sólo separados en algunos puntos por biombos, para mejorar la comunicación entre empleados. Sus suelos técnicos, como destacó Solano, están preparados “para ofrecer las máximas prestaciones”. De estas diez plantas, sólo tres quedarán libres y la Caja planea alquilarlas a otras empresas. En resumen, se trata de un edificio moderno y funcional, “de última generación”, como destacó Solano, en el que no se ha escatimado en medios y comodidades, pero en el que “los lujos inútiles se han intentado evitar” por propia determinación de la Caja. “Para la Caja es un día bueno”, señaló Ros, un día en el que ya es visible “el gran esfuerzo empresarial” realizado a pesar de los tiempos de crisis, esfuerzo “justificado” por los objetivos: “dar un mejor servicio a nuestros clientes, un mejor puesto de trabajo a nuestros empleados e intensificar el compromiso que como Caja tenemos con Guadalajara”.