La Panadería Artesana Miguel Ángel pone fin a una etapa de 23 años

31/01/2025 - 14:00 M.M.

Miguel Ángel López e Isabel Garrido se jubilan tras 23 años haciendo el pan para los vecinos del barrio del Alamín.

 

Hoy, viernes 31 de enero, es el último día en el que Miguel Ángel hará el pan y su mujer, Isabel, lo despachará en la panadería artesana del barrio del Alamín que lleva sus nombres. Después de 23 años atendiendo cada día este negocio, llega el momento de jubilarse. Pero, afortunadamente, la panadería no cerrará sus puertas. Lo hará solo temporalmente, durante aproximadamente un mes. Luego reabrirá con otro nombre y otros responsables detrás, pero seguirá ofreciendo rico pan tradicional. El relevo lo tomará la marca Gustos de Antes, que ha visto en este local una gran oportunidad para seguir expandiendo y afianzando su negocio en la capital, donde ya cuenta con tienda en el Mercado de Abastos, además de los establecimientos de Sigüenza y Jadraque.

Para Miguel Ángel López Gil e Isabel Garrido Monje es una alegría que su legado continúe. Así no es tan triste la despedida en unos momentos en los que les embargan emociones encontradas, tal y como reconocen ambos. “Para nosotros ha sido una alegría inmensa, porque era muy triste tener que cerrar, y encima lo cogen panaderos que saben lo que hacen...”, señala Miguel Ángel. “Por una parte se tiene mucha nostalgia –continúa–, porque me gusta lo que hago, pero por otra parte me voy muy satisfecho de todo lo que dejamos y toda la clientela y las amistades que hemos hecho”.

Para Isabel, la noticia del traspaso llegó como un regalo de Reyes porque es, precisamente, lo que les pidió en la carta que colocó en el escaparate y se lo comunicaron solo dos días después de esta fecha mágica.

Y tras encontrar un relevo a la altura, hoy se despiden de toda una vida dedicada a un oficio que a Miguel Ángel le viene de familia. “Soy panadero porque nací en una panadería; lo llevo en la sangre, si no esta profesión es muy dura”, indica. Aprendió el oficio de sus padres, panaderos de Canredondo, y se hizo cargo de la panadería cuando ellos se jubilaron, repartiendo a los pueblos de la zona. Pero cuando las escuelas cerraron, la población disminuyó y el negocio también, se plantearon trasladarse a la capital. Aquí trabajó unos años por cuenta ajena, lo justo para darse cuenta de que eso no era lo suyo y en 2001 montaron su propia panadería, en su barrio. “Vimos este local que estaba vacío; vivimos aquí en el barrio del Alamín, llevábamos a los niños al colegio Santa Cruz y veíamos todo el movimiento que había y montamos la panadería. En 2001 empezamos y hemos aguantado todo lo que hemos podido. Al principio había muchísimo trabajo, teníamos gente con nosotros trabajando; aquí estaban los Multicines y el barrio tenía muchísimo movimiento, pero con el traslado de los Multicines y que empezaron a tener pan todos los supermercados, ‘chinos’, gasolineras... la venta fue bajando. Gracias a Dios hemos tenido clientes muy fieles. Los últimos años estamos solos mi mujer y yo porque no da para tener empleados”.

Miguel Ángel se ha encargado del obrador, de hacer el pan, los bollos de anís, las magdalenas, etc.  e Isabel del trato con los clientes, la decoración del local y del escaparate, algo que les ha valido numerosos reconocimientos. En la paredes cuelgan los diferentes premios recibidos en los concursos de escaparates de Navidad. Y es que, Isabel preparaba un escaparate para cada época del año con mucho gusto y detalle. No solo el escaparate, ambientaba todo el local con lo que tocaba en cada momento, Carnaval, la Feria de Abril, San Valentín, las Ferias y Fiestas, etc. Incluso ellos se vestían según requería la ocasión, sorprendiendo a los clientes. “Me gusta mucho la decoración y cuando empezamos dije que tenía que ser algo diferente y eso es lo que he intentado”, explica. 

Pero si algo destacan y recordarán los vecinos –además de la calidad de sus productos– es el trato cercano y el cariño con el que les han atendido siempre. Un cariño mutuo que el barrio les ha devuelto concediéndoles el Premio Alaminero del Año en 2024, que recibieron emocionados y agradecidos. “Es una emoción grandísima porque te lo da la gente del barrio, la gente con la que convives y estás aquí todo el día. Además, fue un acto precioso, reímos y lloramos. Fue muy emotivo”, afirma Isabel.

Fotografía y video: Elena Cáseda y Marta Pérez.