La parroquia de San Pascual Baylón celebró la festividad de su patrón
01/10/2010 - 09:45
Por: VIRGINIA BODEGA
Un año más, y ya son más de tres décadas, la parroquia de San Pascual Baylón rindió homenaje a su patrón en el día de su festividad. La misa y posterior adoración de las reliquias del santo, el reparto de los tradicionales panecillos de San Pascual Baylón, la procesión por las calles y la posterior merienda lograron reunir a muchos vecinos en torno a la parroquia de su barrio, el Balconcillo.
Como cada 17 de mayo, la parroquia de San Pascual Baylón celebró, en la tarde de ayer, la festividad de su patrón, un momento de reunión de los fieles y vecinos del barrio que contó con una extensa participación de público. A las 19.30 horas daban comienzo los actos programados, la mayoría de ellos religiosos, aunque también hubo tiempo para charlar, compartir vivencias y divertirse.
Con más afluencia que cualquier otro día de diario se celebró el habitual rosario, oraciones dirigidas, en este mes de mayo, mes de la flores, como explica el ministro extraordinario de la Eucaristía, Miguel López, íntegramente a la virgen.
El panecillo de San Pascual
Puntualmente, a las 20.00 horas, comenzaba la misa del patrón, en la que, como es habitual en esta fecha, fue la vida del santo, San Pascual Baylón, la protagonista de la Eucaristía. Durante su transcurso quedaron expuestas ante los fieles las reliquias del santo, una tradición que culmina con la adoración de éstas por parte de los feligreses, que acudieron a besarlas cuando el párroco, Pedro Mozo, así se lo pidió. Todos los que participaron en el besado de las reliquias tuvieron también su panecillo de San Pascual Baylón, como es costumbre.
Ya cerca de las 21.00 horas arrancaba la procesión que sacó al santo por las calles del barrio. Tras recorrer la calle Cardenal Mendoza, la imagen de San Pascual Baylón anduvo parte de la avenida del Ejército, para luego tomar la calle Cifuentes y terminar, de nuevo, en su parroquia de origen. Cientos de fieles acompañaron la procesión en la que el tiempo, además, acompañó como no lo ha hecho en las jornadas precedentes a la de ayer. Una agrupación de gaiteros acompañó la celebración, tratando de animar la cosa, como comentaba el propio Miguel López. Y es que la fiesta celebrada ayer, además de rendir honores a San Pascual Baylón, tiene mucho de encuentro vecinal y amistoso. Tras las ceremonias religiosas, la mayoría de los participantes en ellas se quedaron en la parroquia para disfrutar de la pequeña merienda que ésta organizó para que sus feligreses pasaran un buen rato en compañía de amigos y vecinos.
Con más afluencia que cualquier otro día de diario se celebró el habitual rosario, oraciones dirigidas, en este mes de mayo, mes de la flores, como explica el ministro extraordinario de la Eucaristía, Miguel López, íntegramente a la virgen.
El panecillo de San Pascual
Puntualmente, a las 20.00 horas, comenzaba la misa del patrón, en la que, como es habitual en esta fecha, fue la vida del santo, San Pascual Baylón, la protagonista de la Eucaristía. Durante su transcurso quedaron expuestas ante los fieles las reliquias del santo, una tradición que culmina con la adoración de éstas por parte de los feligreses, que acudieron a besarlas cuando el párroco, Pedro Mozo, así se lo pidió. Todos los que participaron en el besado de las reliquias tuvieron también su panecillo de San Pascual Baylón, como es costumbre.
Ya cerca de las 21.00 horas arrancaba la procesión que sacó al santo por las calles del barrio. Tras recorrer la calle Cardenal Mendoza, la imagen de San Pascual Baylón anduvo parte de la avenida del Ejército, para luego tomar la calle Cifuentes y terminar, de nuevo, en su parroquia de origen. Cientos de fieles acompañaron la procesión en la que el tiempo, además, acompañó como no lo ha hecho en las jornadas precedentes a la de ayer. Una agrupación de gaiteros acompañó la celebración, tratando de animar la cosa, como comentaba el propio Miguel López. Y es que la fiesta celebrada ayer, además de rendir honores a San Pascual Baylón, tiene mucho de encuentro vecinal y amistoso. Tras las ceremonias religiosas, la mayoría de los participantes en ellas se quedaron en la parroquia para disfrutar de la pequeña merienda que ésta organizó para que sus feligreses pasaran un buen rato en compañía de amigos y vecinos.