La participación en la provincia bajó en dos puntos situándose en un 51,82%
01/10/2010 - 09:45
Por: Javier Pastrana
Pese al empeño que han puesto los partidos políticos por involucrar a los ciudadanos en las elecciones europeas, las cifras de participación han vuelto a ser inferiores a las de 2004, año en el que se situaron en un 53,21 por ciento. Ahora ha sido el 51,82 por ciento de los habitantes de la provincia el que ha acudido a las urnas. Además, ha crecido el número de votos en blanco, que pasa del 0,77 a 1,34 por ciento. Pese a todo, la afluencia de votantes ha sido mayor a la de la media nacional, donde la abstención ha sido del 53,98 frente al 48,41 provincial.
La jornada electoral en la provincia de Guadalajara se ha desarrollado de una forma similar a la que se vivió hace cuatro años. Los índices de participación registrados por la mañana y a media tarde hacían presagiar un resultado parecido al de 2004, aunque ligeramente inferiores. Al final, la provincia se ha quedado en un 51,82 por ciento de participación, una cifra inferior al 53,21 por ciento que se produjo en las anteriores elecciones europeas. Además, se ha incrementado el número de votos en blanco registrado, que pasan de ser el 0,77 por ciento a representa un 1,34.
Los primeros avances de participación ya hacían pensar que la cifra de participación sería muy similar a la registrada hace cinco años. De hecho, las primeras informaciones apuntaban que un 26,11 por ciento del electorado había acudido a las urnas para depositar las papeletas con sus candidatos al parlamento europeo. En 2004, esas primeras informaciones ofrecían un índice de participación del 26,05 por ciento. Estas primeras noticias representaban una progresión ligeramente positiva en cuanto a participación respecto a las decepcionantes cifras registradas en los anteriores comicios, cuando algo más de un 53 por ciento de los convocados respondieron a la llamada de las urnas. Sin embargo, el segundo avance de la jornada daba un vuelco a la evolución y convertía ese ligero crecimiento en un leve retroceso. Mientras que en 2004 se apuntaba a un 38 por ciento, en 2009 la cifra era de un 37,59 por ciento, casi medio punto por debajo. De esta forma, aunque siempre existe la posibilidad de un cambio drástico en la afluencia de votantes, el balance final de la jornada prometía ser bastante similar al de las últimas elecciones europeas vividas en la provincia.
No era ésta la única similitud vivida con el anterior proceso. Como en aquella ocasión, los datos de participación de la provincia fueron superiores a los registrados en la media nacional, donde también se puede hablar de una reproducción de la jornada 2004. En el primer avance, Guadalajara se imponía con casi dos puntos al 24,11 por ciento del resto del país. En el segundo, la distancia se acentuaba un poco más hasta alcanzar casi los cuatro puntos, ya que el país presentaba un 33,79 por ciento frente al 37,59 provincial.
Los datos finales confirmaban todos los presagios. La abstención en Guadalajara crecía, pasando del 47,18 por ciento al 48,18. Mientras tanto, en el conjunto del país, aunque continuaba siendo mayor que en Guadalajara, se reducía ligeramente del 54,86 al 53,98. También es importante señalar que ha crecido el porcentaje de votos en blanco. En la provincia pasa del 0,77 al 1,34 por ciento, una cifra inferior a la media nacional, donde se ha pasado de un 0,61 por ciento a un 1,41.
Una evolución negativa
Uno de los objetivos que tenían los partidos políticos para estas elecciones era el de fomentar la participación. Después de los resultados registrados en 2004, todos consideraron que era su deber conseguir que la preocupación de los españoles por las instituciones europeas fuese en aumento. Sin embargo, parece que el empeño no ha tenido sus mejores resultados y 2009 no ha hecho si no confirmar la escasa participación que se registra en las elecciones europeas.
Como en el resto del país, en la provincia de Guadalajara las elecciones de 2004 supusieron un duro golpe. Aproximadamente un 47 por ciento de la población decidió no hacer uso de su derecho al voto, aunque el dato era mejor al registrado en el resto del país, donde el índice de abstención fue ligeramente superior. La noticia era todavía más chocante si se tiene en cuenta que en los anteriores comicios Guadalajara había registrado una de sus mejores cifras de participación en lo que a elecciones europeas se refiere, con tan sólo un 27,5 por ciento de abstención.
Las de 2009 son las sextas elecciones europeas que se celebran en la provincia y en el conjunto del país. Antes de estas, se habían realizado otros cinco procesos electorales. El primero de ellos tuvo lugar en 1987. En el año del estreno europeo, la participación rondó el 22,9 por ciento, un resultado similar al de las autonómicas y superior al de las locales celebradas ese mismo año. La siguiente convocatoria tuvo lugar en 1989. En esta cita ya se registró un importante incremento de la abstención, ya que el 37,8 por ciento del electorado optó por abstenerse de participar. Esta sería la cifra más alta registrada hasta los comicios celebrados en 2004.
En 1994 se produjo un repunte de la participación, con un 34,4 por ciento de abstención, dato que se reduciría todavía más de cara a 1999. En este año, la participación fue de un 32,5 por ciento. Sin embargo, es necesario señalar que que aquel proceso tuvo lugar el 13 de junio, el mismo día en el que se eligió la composición de los gobiernos locales y autonómicos. Esta circunstancia bien pudo servir para incrementar el poder de convocatoria de las elecciones.
Por desgracia, el buen resultado obtenido en 1999 sirvió para dar mayor relevancia a los resultados de 2004. Aquel año, el 47 por ciento de los ciudadanos de la provincia decidieron dejar que otros fueran quienes decidieran el color político que debía tener el Parlamento Europeo.
Desde los partidos políticos se han dado varias explicaciones a esta baja participación, aunque dos de ellas, íntimamente ligadas, son las que más veces se repiten. La primera es la lejanía con la que se observa el funcionamiento del Parlamento europeo, algo que se contrapone, por ejemplo, a la cercanía del día a día en un Gobierno local. Esto implica una segunda consecuencia, que la gente desconozca cuál es la importancia de los organismos europeos y las decisiones que en ellos se toman. Por este motivo, lejanía y desconocimiento, los candidatos habían anunciado su intención de convertir la campaña electoral en un proceso que sirviese para dar a conocer a la ciudadanía el peso que las instituciones europeas tienen en sus vidas cotidianas.
La capital pone freno a la abstención
Aunque la media provincial de participación ha sido más baja que la del año pasado, no ha ocurrido lo mismo con la capital de Guadalajara, donde lo que se ha reducido es la abstención. Si hace cuatro años el 48,72 por ciento del electorado decidió no ejercer su derecho al voto, en esta ocasión el porcentaje ha sido de un 47,46 por ciento. En lo que sí ha seguido la tendencia nacional y provincial es en el aumento de votos en blanco, que pasan del 0,96 al 1,45 por ciento.
El caso de la localidad de Guadalajara fue distinto al de la provincia. En ambos casos, los datos recabados durante la mañana hacían pensar en un posible ascenso en el número de votaciones, pero en el de la capital la tendencia se confirmaba en el segundo avance. El índice de participación final prometía ser superior al de 2004. Al final, la participación se situó en un 52,54 por ciento, con lo que superaba a la media provincial, que ha sido del 51,82 por ciento.
El primero de los avances apuntaba un 25,84 de participación. Una vez más, la cifra era superior a la de hace cinco años, cuando durante la mañana se alcanzó un 25,39 por ciento. No obstante, el registro era inferior al de la media provincial, que se situaba en el 26,11 por ciento.
Por la tarde, a diferencia de lo que ocurría en el conjunto de la provincia, la tendencia se confirmaba. El ritmo de votaciones se amplió y, si en la provincia se situaba en un 37,59 frente al 38 por ciento de las elecciones vividas en 2004, Guadalajara ampliaba aún más las distancias. En el caso de la capital, el porcentaje de votantes que habían acudido a las urnas se situaba en el 36,56 por ciento. La cifra se imponía por casi un punto al 35,79 por ciento de 2004. Al final, un 52,54 por ciento de los votantes habían realizado su elección cuando las urnas cerraron, a las 20.00 horas; una cifra ligeramente superior al 51,28 por ciento de los anteriores comicios.
Los primeros avances de participación ya hacían pensar que la cifra de participación sería muy similar a la registrada hace cinco años. De hecho, las primeras informaciones apuntaban que un 26,11 por ciento del electorado había acudido a las urnas para depositar las papeletas con sus candidatos al parlamento europeo. En 2004, esas primeras informaciones ofrecían un índice de participación del 26,05 por ciento. Estas primeras noticias representaban una progresión ligeramente positiva en cuanto a participación respecto a las decepcionantes cifras registradas en los anteriores comicios, cuando algo más de un 53 por ciento de los convocados respondieron a la llamada de las urnas. Sin embargo, el segundo avance de la jornada daba un vuelco a la evolución y convertía ese ligero crecimiento en un leve retroceso. Mientras que en 2004 se apuntaba a un 38 por ciento, en 2009 la cifra era de un 37,59 por ciento, casi medio punto por debajo. De esta forma, aunque siempre existe la posibilidad de un cambio drástico en la afluencia de votantes, el balance final de la jornada prometía ser bastante similar al de las últimas elecciones europeas vividas en la provincia.
No era ésta la única similitud vivida con el anterior proceso. Como en aquella ocasión, los datos de participación de la provincia fueron superiores a los registrados en la media nacional, donde también se puede hablar de una reproducción de la jornada 2004. En el primer avance, Guadalajara se imponía con casi dos puntos al 24,11 por ciento del resto del país. En el segundo, la distancia se acentuaba un poco más hasta alcanzar casi los cuatro puntos, ya que el país presentaba un 33,79 por ciento frente al 37,59 provincial.
Los datos finales confirmaban todos los presagios. La abstención en Guadalajara crecía, pasando del 47,18 por ciento al 48,18. Mientras tanto, en el conjunto del país, aunque continuaba siendo mayor que en Guadalajara, se reducía ligeramente del 54,86 al 53,98. También es importante señalar que ha crecido el porcentaje de votos en blanco. En la provincia pasa del 0,77 al 1,34 por ciento, una cifra inferior a la media nacional, donde se ha pasado de un 0,61 por ciento a un 1,41.
Una evolución negativa
Uno de los objetivos que tenían los partidos políticos para estas elecciones era el de fomentar la participación. Después de los resultados registrados en 2004, todos consideraron que era su deber conseguir que la preocupación de los españoles por las instituciones europeas fuese en aumento. Sin embargo, parece que el empeño no ha tenido sus mejores resultados y 2009 no ha hecho si no confirmar la escasa participación que se registra en las elecciones europeas.
Como en el resto del país, en la provincia de Guadalajara las elecciones de 2004 supusieron un duro golpe. Aproximadamente un 47 por ciento de la población decidió no hacer uso de su derecho al voto, aunque el dato era mejor al registrado en el resto del país, donde el índice de abstención fue ligeramente superior. La noticia era todavía más chocante si se tiene en cuenta que en los anteriores comicios Guadalajara había registrado una de sus mejores cifras de participación en lo que a elecciones europeas se refiere, con tan sólo un 27,5 por ciento de abstención.
Las de 2009 son las sextas elecciones europeas que se celebran en la provincia y en el conjunto del país. Antes de estas, se habían realizado otros cinco procesos electorales. El primero de ellos tuvo lugar en 1987. En el año del estreno europeo, la participación rondó el 22,9 por ciento, un resultado similar al de las autonómicas y superior al de las locales celebradas ese mismo año. La siguiente convocatoria tuvo lugar en 1989. En esta cita ya se registró un importante incremento de la abstención, ya que el 37,8 por ciento del electorado optó por abstenerse de participar. Esta sería la cifra más alta registrada hasta los comicios celebrados en 2004.
En 1994 se produjo un repunte de la participación, con un 34,4 por ciento de abstención, dato que se reduciría todavía más de cara a 1999. En este año, la participación fue de un 32,5 por ciento. Sin embargo, es necesario señalar que que aquel proceso tuvo lugar el 13 de junio, el mismo día en el que se eligió la composición de los gobiernos locales y autonómicos. Esta circunstancia bien pudo servir para incrementar el poder de convocatoria de las elecciones.
Por desgracia, el buen resultado obtenido en 1999 sirvió para dar mayor relevancia a los resultados de 2004. Aquel año, el 47 por ciento de los ciudadanos de la provincia decidieron dejar que otros fueran quienes decidieran el color político que debía tener el Parlamento Europeo.
Desde los partidos políticos se han dado varias explicaciones a esta baja participación, aunque dos de ellas, íntimamente ligadas, son las que más veces se repiten. La primera es la lejanía con la que se observa el funcionamiento del Parlamento europeo, algo que se contrapone, por ejemplo, a la cercanía del día a día en un Gobierno local. Esto implica una segunda consecuencia, que la gente desconozca cuál es la importancia de los organismos europeos y las decisiones que en ellos se toman. Por este motivo, lejanía y desconocimiento, los candidatos habían anunciado su intención de convertir la campaña electoral en un proceso que sirviese para dar a conocer a la ciudadanía el peso que las instituciones europeas tienen en sus vidas cotidianas.
La capital pone freno a la abstención
Aunque la media provincial de participación ha sido más baja que la del año pasado, no ha ocurrido lo mismo con la capital de Guadalajara, donde lo que se ha reducido es la abstención. Si hace cuatro años el 48,72 por ciento del electorado decidió no ejercer su derecho al voto, en esta ocasión el porcentaje ha sido de un 47,46 por ciento. En lo que sí ha seguido la tendencia nacional y provincial es en el aumento de votos en blanco, que pasan del 0,96 al 1,45 por ciento.
El caso de la localidad de Guadalajara fue distinto al de la provincia. En ambos casos, los datos recabados durante la mañana hacían pensar en un posible ascenso en el número de votaciones, pero en el de la capital la tendencia se confirmaba en el segundo avance. El índice de participación final prometía ser superior al de 2004. Al final, la participación se situó en un 52,54 por ciento, con lo que superaba a la media provincial, que ha sido del 51,82 por ciento.
El primero de los avances apuntaba un 25,84 de participación. Una vez más, la cifra era superior a la de hace cinco años, cuando durante la mañana se alcanzó un 25,39 por ciento. No obstante, el registro era inferior al de la media provincial, que se situaba en el 26,11 por ciento.
Por la tarde, a diferencia de lo que ocurría en el conjunto de la provincia, la tendencia se confirmaba. El ritmo de votaciones se amplió y, si en la provincia se situaba en un 37,59 frente al 38 por ciento de las elecciones vividas en 2004, Guadalajara ampliaba aún más las distancias. En el caso de la capital, el porcentaje de votantes que habían acudido a las urnas se situaba en el 36,56 por ciento. La cifra se imponía por casi un punto al 35,79 por ciento de 2004. Al final, un 52,54 por ciento de los votantes habían realizado su elección cuando las urnas cerraron, a las 20.00 horas; una cifra ligeramente superior al 51,28 por ciento de los anteriores comicios.