La Semilla de la Higuera Sagrada: El Resplandor en Irán

16/01/2025 - 01:29 J. P.

Recuerdo lo mucho que me impactó ver El Resplandor de niño. Lo que más me aterró no fueron las gemelas demoníacos, ni el cadáver del baño. No, lo que más miedo me dio fue la posibilidad de que un padre se convirtiera en el peor enemigo de su familia. 

En La Semilla de la Higuera Sagrada, Mohammad Rasoulof nos cuenta la historia de una familia. El padre, Imán, trabaja como investigador en el ministerio de Justicia y, oh bendiciones, le dan un ascenso. La familia, padre, madre y sus dos hijas, lo celebran. Su vida va a mejorar. Pero claro, si eso ocurriera, no tendríamos películas 

A Imán le dan una pistola en el trabajo por si tiene que defenderse de lo que sea. Estallan los disturbios políticos en Teheran  con la población pidiendo libertad. Y la situación se va volviendo más y más tensa para el propio Iman y para las mujeres de su familia hasta que... desaparece la pistola. Las sospechas recaen sobre las dos hijas. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar Imán?

Lo más interesante de la película de Rasoulof es la evidente metáfora que propone al convertir al Estado en padre y a las hijas en ciudadanas en una historia que, a pesar de los simbolismos, funciona a muchos niveles. Con un ritmo necesariamente lento, nos muestra la destrucción ética de Imán, su derrumbe personal, desde la empatía. Nos anticipamos al terrible camino que va a recorrer, pero el director se ha tomado antes mucho tiempo para presentarnos toda la situación y el contexto visto desde el punto de vista de la persona que más le quiere, su propia mujer. 

Como ocurría en El Resplandor, duele ver la progresiva desestructuración familiar en la que se ven inmersos los protagonistas. Y si en aquellos eran los fantasmas y las frustraciones personales las que empujaban al alter ego de Stephen King a la locura, en ésta es el fanatismo y la necesidad de creer en un Estado corrupto y decadente, entre otras cosas, las que irán envenenando el corazón y la cabeza de Imán hasta el punto de hacerle ver una amenaza en el rostro de sus propias hijas a . Y todo ello nos lo muestra Rasoulof sin odio, aunque también sin compasión. 

La Semilla de la Higuera Sagrada es cine de ese que pide paciencia al espectador, pero que sabe recompensarle. Un camino de casi tres horas de película que ofrece muchos puntos en los que pararse a reflexionar, sin dramatismos, pero con momentos realmente impactantes.