Los pueblos puramente rurales de Castilla-La Mancha tienen la serenidad que te permitirá viajar a "tu mundo interior"

06/07/2021 - 12:58 Redacción

Estos son algunos de los lugares que no puedes dejar de visitar en las cinco provincias de una región de inmensos atardeceres y gente soñadora, que ha sabido mantener sus tradiciones y la esencia de sus orígenes.

FOTOGRAFÍAS: © Turismo de Castilla-La Mancha / David Blázquez

Comienza el verano y a todos nos apetece desconectar: atrévete a recorrer el diverso mundo interior de los castellano-manchegos, con pueblos alejados del ruido, de las prisas… ¡Remansos de paz que no puedes perderte!

Alonso Quijano enloqueció de tanto leer novelas de caballería y creerse caballero andante. Abandonó sus quehaceres de hidalgo manchego para lanzarse a protagonizar la gesta más hermosa y alocada de la historia de la literatura universal. Hoy, ese loco tan cuerdo podría llamarse Jorge y regentar una casa rural en los Montes de Toledo. Dulcinea bien podría llamarse Julia o Irene y ser ganadera o artesana en un pueblo de la Sierra del Segura o de la extensa llanura manchega.

Castilla- La Mancha es una tierra que presume de impresionantes atardeceres, salpicada por pueblos de de blanco y añil, de piedra y pizarra, poblados por hombres y mujeres de carácter afable y cercano, que encarnan la vuelta al origen, a lo auténtico, al espíritu quijotesco que el visitante encontrará en cada rincón de esta tierra de gente soñadora. La región, empecinada en mantener viva la esencia de lo rural, ofrece la calidez de los pueblos y parajes naturales que envuelven y seducen a quien llega a cualquiera de sus cinco provincias.

Riópar (Albacete).

De norte a sur y de este a oeste, la provincia de Guadalajara ofrece a los turistas rincones rurales por excelencia. Desde la monumental Sigüenza, con su catedral románica y su castillo del siglo VIII, hoy Parador de Turismo, hasta los Pueblos de la Arquitectura Negra, conectados por carreteras serpenteantes que dejan a la vista un espectáculo único. La ruta atraviesa la frontera del silencio y el visitante pierde el sentido del tiempo, razón por la cual es una escapada muy recomendable para olvidar las ataduras del día a día y poder conectar plenamente con la naturaleza.

También es interesante conocer el municipio de Molina de Aragón, al nordeste de la provincia, por su impresionante casco urbano medieval, o Torija, a las puertas de la Alcarria, que tan sumamente bien describió Camilo José Cela en su viaje literario; pasando por Pastrana, donde residió la princesa de Éboli y Trillo, a orillas del Tajo, municipio en el que encontrarás la naturaleza en estado puro y podrás relajarte en maravillosas aguas termales.

Pastrana (Guadalajara).

Saltamos en el mapa a Cuenca, provincia de gran riqueza patrimonial y pintorescos paisajes. En la carretera nacional que limita con Alcázar de San Juan (Ciudad Real), se encuentra Belmonte, un tranquilo pueblecito conocido por ser de los más hermosos y mejor conservados de España. Además, los paisajes de la serranía conquense son de incalculable valor, entre ellos Uña, Huélamo, Tragacete, Cañete o Huerta del Marquesado. Asimismo, el visitante no puede dejar atrás los recursos ilimitados que ofrece la provincia como el monasterio de Uclés, la plaza Mayor renacentista de San Clemente, Huete, Alarcón, Iniesta o Villanueva de la Jara.

Uclés (Cuenca).

Para continuar el viaje por el mundo interior de Castilla La Mancha nos referiremos a uno de los territorios más extensos del país, Ciudad Real, una provincia de contrastes y verdaderas joyas del carácter manchego, cuyo patrimonio describió tan magistralmente Cervantes con su pluma. Clásicos del teatro del Siglo de Oro a la luz de la luna podrás disfrutar en el Festival Internacional de Teatro Clásico en Almagro, durante el mes de julio. Este pueblo, a escasos 24 kilómetros de Ciudad Real, es inolvidable por sus calles empedradas y palacios nobles.

Desde Almagro y la comarca del Campo de Calatrava a la señorial e imponente Villanueva de los Infantes, en el Campo de Montiel, repleta de tesoros arquitectónicos de una cautivadora identidad. Tampoco pueden faltar en la ruta por Ciudad Real Torre de Juan Abad (patria de Quevedo), Viso del Marqués y su palacio del Marqués de Santa Cruz, o los pueblos de Campo de Criptana y Herencia, desde donde podrás contemplar la inmensidad de la llanura manchega repleta de gigantes de grandes aspas en lo alto de sierras.

Almagro (Ciudad Real).

La provincia de Toledo, por su parte, contiene enclaves rurales de ensueño, ubicados muy cerca de la capital. De los molinos de Ciudad Real nos movemos a los de la localidad toledana de Consuegra, en plena comarca de La Mancha, acompañados de su imponente castillo. Como lugar de descanso en el camino para reponer fuerzas, impresiona la plaza mayor de Tembleque (a 56 kilómetros de la capital), del siglo XVII, declarada Bien de Interés Cultural.

Asimismo, Ocaña y su monumental plaza de corte barroco; Oropesa y Escalona con sus majestuosos castillos; El Toboso, que es conocido internacionalmente por ser la cuna de Dulcinea, amada de Don Quijote; o los pueblos de las comarcas de la Jara y de la Sierra de San Vicente configuran un destino rural especialmente ideal.

Sierra de San Vicente (Toledo).

Por último, en la provincia de Albacete la ruta desemboca en Alcaraz, uno de los Conjuntos Histórico Artístico de mayor belleza. Aunque no hay que pasar por alto Chinchilla de Montearagón, Hellín o Jorquera y la Sierra del Segura, donde encontrarás el decisivo descanso que buscas en pequeños pueblos como Yeste, Liétor, Letur o Riópar, Ayna, Molinicos, Nerpio… justo en el entorno del nacimiento del río Mundo, o no muy lejos de él. En el otro extremo de la provincia, Alcalá del Júcar y Jorquera, son destinos perfectos para los amantes de la fotografía o las redes sociales, pues ofrecen imágenes panorámicas excepcionales que publicarás de forma inmediata.

Jorquera (Albacete).

Por tanto, si buscas sosiego, autenticidad, belleza, desconexión… tu destino rural por excelencia es Castilla La Mancha, pues no solo ofrece una amplia diversidad de atractivos patrimoniales, oferta cultural y rica gastronomía, sino que también descubrirás tu mundo interior mediante un dulce sueño que huele a campo y trigo, que sabe a origen y a tradición y que suena a dichos de antaño.