La sombra de Besteiro es alargada
Se sigue afirmando que del moderadismo se obtienen los mejores resultados electorales. En las elecciones de febrero de 1936 fui el diputado más votado, tras Azaña. Largo Caballero fue uno de los menos votados.
Pedro Sánchez volvió a salir de Moncloa por una puerta lateral. Su séquito automovilístico ya se había acostumbrado a permanecer en la sombra de la fachada Este. En su día renunció a abandonar el palacio por la salida principal, pues en una acacia próxima se arremolinaba un numeroso grupo de ardillas al que por su imaginación o su similitud fonética le parecía que gritaban con voz aguda: “Puigdemont a la prisión, Puigdemont a la prisión”. El presidente tiene una vanidad a prueba de bombas y ni por asomo pensó que estaba enloqueciendo. Lo que sí le despistó fue el suceso que le esperaba a continuación. Sobre un poyo de piedra que adornaba la puerta que daba a una zona ajardinada, adivinó una figura delgada que desde su visión y por el escorzo que la perfilaba, le pareció un señor delgado, algo mayor y, de alguna forma, le resultaba familiar. Iba con alpargatas azul marino y calcetines del mismo color. Traje y corbata grises y apoyaba sus codos en las rodillas. Al llegar a él, Sánchez se estremeció. –“¡Julián!. –“Ya veo que sabes más de historia que de economía, aunque discutan tu doctorado por presunto plagio. Mi cátedra, sin embargo, de poco me valió”, le respondió el histórico socialista.
Monumento a Julián Besteiro en Madrid. Obra de José Noja. Foto: Antonello Delanotte.
-“No me lo puedo creer, estoy hablando con el mismo Julián Besteiro; claro, luego me llaman mentiroso”, sentenció el presidente. – “Realmente no soy Julián Besteiro, Pedro, soy tu conciencia y sabes que yo no miento”, le respondió. – “No entiendo nada, señor Besteiro”. –“Siéntate aquí a mi lado que con los aviones que tenéis ahora no vas a llegar tarde a ningún lado. O sí, como dice ese gallego… Rajoy, sí, Rajoy. Es todo tan distinto que me cuesta asimilar, pero sólo en las formas, el fondo sigue siendo el mismo”, le contestó el que fue presidente de las Cortes y del propio PSOE, para proseguir:
-“Te estás equivocando Pedro, y muy gravemente. La situación actual es muy similar a la que padecimos durante la Segunda República y mira cómo acabamos. Las radicalizaciones no son buenas consejeras y cuando Negrín y Largo Caballero se entregaron a los anarquistas y la izquierda radical -los que vienen a ser ahora tus socios-, no sólo se rompió el PSOE, se rompió España, que es lo grave. Intenté parar a Negrín junto al general Casado, aquello que convirtieron en “golpe”. Fui denostado y vilipendiado por no considerarme marxista –“Hay que ser socialistas antes que marxistas” ¿te suena en voz andaluza de un gran presidente como fue Felipe González? Se sigue afirmando que del moderadismo se obtienen los mejores resultados electorales. En las elecciones de febrero de 1936 fui el diputado más votado, tras Azaña. Largo Caballero fue de los menos votados. He oído que tu PSOE no alcanza los resultados de los dirigentes anteriores, ¿has reflexionado sobre las conclusiones? Por qué ignoras y desprecias los mejores consejos de los mejores políticos habidos en las Cortes desde la Transición? Estás reeditando el mismo guión de nuestro partido cuando en 1936 cuando se integró en el Frente Popular. Yo, sin embargo, y por medio del gobierno británico, intenté mediar para detener lo que ya era una carnicería por ambos bandos. Incluso los vencedores me condenaron a muerte aunque la pena fue conmutada por la perpetua. No hizo falta cumplirla, fallecí en la cárcel de Carmona de una infección generalizada. Azaña se arrepintió, Tarradellas nos advirtió y muchos sabios de esa época nos alertan de que hay que parar y moderar. Por eso te estás equivocando. He venido a intentar despertar tu conciencia. ¡Qué casualidad! ¿Sabes que fui de los pocos dirigentes que permaneció voluntariamente en Madrid cuando entraron los “nacionales”? Y tú, negociando con un señor que huye en el maletero de un coche. No puede ser. Anda, haz caso a las ardillas y no abuses del Dragón Rapide, perdón, del Falcon.