La trufa negra y las zonas rurales
01/10/2010 - 09:45
Editorial
El cultivo de trufas y en especial de trufa negra, es hoy por hoy, la opción más rentable en las zonas de media montaña aptas para su desarrollo, mostrando unas perspectivas presentes y futuras, importantes ante un mercado creciente a nivel mundial. Buen ejemplo de ello es la comarca de Molina, donde este cultivo se está convirtiendo, poco a poco en una buena alternativa para el sector agrícola molinés.
La trufa negra puede suponer para el mundo rural una importante fuente de riqueza en las zonas aptas para su desarrollo, convirtiéndose en una actividad complementaria a las actividades agrícolas tradicionales. La evolución histórica de los mercados nos muestra un descenso de la producción silvestre y un aumento de la demanda de trufa. El hecho de que sea un producto muy apreciado gastronómicamente, hace que sea muy valorado económicamente y que su cultivo sea muy rentable. Consciente de ello el Gobierno de Castilla-La Mancha está fomentando el establecimiento de plantaciones truferas con el fin de desarrollar y profesionalizar esta actividad, con el convencimiento de que la truficultura es una seria posibilidad para que amplias comarcas de las provincias de Cuenca y Guadalajara dispongan de nuevas oportunidades de desarrollo e ingresos económicos. Lo cierto es que la trufa es un recurso de gran valor para las zonas rurales que puede ayudar a nuestros pueblos a crear una base económica. Se trata de generar oportunidades de negocio que sean compatibles con las políticas de conservación. En esta línea la Fundación General de la Universidad de Alcalá presentó el proyecto Impulso y fomento de la truficultura en las comarcas de Molina de Aragón-Alto Tajo y la Serranía de Cuenca, que ya ha cumplido el primero de los dos años de su ejecución con un balance más que positivo. Muchos han sido los que ya se han interesado por esta actividad y se empiezan a dar los primeros pasos. Sin embargo, queda mucho por hacer.