La zona del edificio de Miguel Fluiters se someterá a estudios arqueológicos tras su derribo 

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA

Dada la céntrica situación en que se encuentra ubicada la parcela –justo a las puertas de la calle Mayor, muy cerca del Palacio de Dávalos y a poca distancia también del Palacio del Infantado–, la Delegación provincial de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha comunicado al Ayuntamiento de Guadalajara que debe requerir a sus propietarios el correspondiente informe arqueológico previo a las obras que se desarrollarán en la esquina de la calle Miguel Fluiters con Doctor Benito Hernando.

Dada la céntrica situación en que se encuentra ubicada la parcela –justo a las puertas de la calle Mayor, muy cerca del Palacio de Dávalos y a poca distancia también del Palacio del Infantado–, la Delegación provincial de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha comunicado al Ayuntamiento de Guadalajara que debe requerir a sus propietarios el correspondiente informe arqueológico previo a las obras que se desarrollarán en la esquina de la calle Miguel Fluiters con Doctor Benito Hernando, donde se encontraba un edificio que fue derribado hace algunas semanas.

Según explica el concejal de Urbanismo y Patrimonio en el Ayuntamiento de Guadalajara, Juan Antonio De las Heras, fue el pasado mes de febrero cuando la Junta Local de Gobierno aprobó la licencia solicitada por los dueños del viejo edificio –que albergaba una tienda de ropa– para llevar a cabo las obras de derribo, "porque había riesgo inminente de ruina", señala el concejal.

Según detalla De las Heras, lógicamente, el acuerdo estaba condicionado a las correspondientes normas urbanísticas establecidas en la zona, por las cuales, los propietarios tendrán que presentar estudio de detalle de la fachada y el proyecto final tendrá que ser visionado por el colegio competente. "Hasta ese momento no se podrán iniciar las obras de edificación", puntualiza el concejal.

Durante ese periodo de tiempo, es decir, entre que los propietarios presentaron el proyecto de derribo y se les concedió la licencia para ello, la Comisión provincial de Patrimonio, a través de la Delegación provincial de la Junta, "nos comunica que, siendo una zona en la que puede haber posibles afecciones de tema patrimonial o arqueológico, requiriéramos a la propiedad para que aporte el correspondiente estudio arqueológico, lo que ya se le trasladó a finales del mes de abril", detalla De las Heras.

 

Ya habían aparecido muros

La intervención arqueológica, que ya ha comenzado con las primeras catas, se está llevando a cabo, concretamente, en la calle Miguel Fluiters entre los números 10 y 12 con vuelta a las calles Museo y Doctor Benito Hernando. Una vez concluyan dichos trabajos, los propietarios deberán remitir a la Consejería de Cultura el correspondiente estudio arqueológico de la zona. "Ya están haciendo algún tipo de excavación, porque además ya habían aparecido algunos muros o sótanos al derribar el edificio".

Una vez que los dueños de la parcela presenten dicho informe arqueológico, la Delegación provincial, después de estudiarlo, emitirá su correspondiente resolución sobre si es correcto o no, y "en función de eso", explica De las Heras, "autorizará o notificará al Ayuntamiento de Guadalajara para que éste proceda a concederle la licencia oportuna para que empiecen a edificar".

 

Seis viviendas, locales y garajes

Una vez superados todos estos trámites, la propiedad –una conocida familia guadalajareña que también posee otros negocios comerciales en el centro de la ciudad– tendrá luz verde para comenzar las obras de construcción con las que edificará, como también detalla el concejal, seis viviendas, varios locales comerciales y plazas de garaje subterráneas, como describe el proyecto inicial presentado ante el Ayuntamiento de Guadalajara. En todo caso, dicho proyecto, en su fachada, deberá respetar las normas urbanísticas fijadas para este emblemático y céntrico punto de la capital.

Se trata del enésimo edificio que cae por su mal estado, deterioro y situación de ruina en los últimos meses en el centro de la capital. El casco histórico parece avocado en las últimas fechas a ir eliminando sus casonas más antiguas, para dar paso a nuevos edificios. La calle Ingeniero Mariño, muy cerca de la calle Miguel Fluiters y a apenas unos metros de la plaza de los Caídos y el Palacio del Infantado, han visto cómo dos de sus más antiguos y grandes bloques han sido derribados. Las casas más viejas de la calle Rafael de la Rica, por su parte, han sufrido igual suerte para dar paso a pisos de gran calidad. Así las cosas, los viejos y deteriorados edificios situados en el casco histórico parecen tener los días contados.