Las enfermedades y el cambio estacional

17/09/2010 - 00:00 Redacción

La llegada del otoño no sólo hace que las hojas se desprendan de los árboles y arrecien las primeras lluvias, también porta nuevas enfermedades relacionadsa con estos cambios ambientales.
Los vientos que se producen en otoño hacen flotal el polen y el polvo ocasionando en muchas personas reacciones alérgicas importantes, sobre todo en las que sufren asma y otros padecimientos respiratorios.

También empieza a descender la temperatura y con ello se incrementan enfermedades como la gripe, los resfriados, las neumonías y las faringitis.

Los menores de 4 años también pueden sufrir afecciones como el sincicial respiratorio, que puede ser muy grave y es una de las principales causas de hospitalización en esta época.

En otoño persisten las enfermedades gastrointestinales, provocadas por virus llegados por el aire o por bacterias que ingerimos cuando nos alimentamos.

Los expertos aconsejan vacunarse contra la gripe, y si el médico lo considera, contra la neumanía. También recuerdan que la automedicación nunca es recomendable, sobre todo con antibióticos, porque un mal uso puede reforzar al virus que se padece.

Si un chaparrón nos pilla de imprevisto hay que cambiarse de ropa lo antes posible, y procurar evitar los cambios de temperatura bruscos que provocan los aires acondicionados.

Por supuesto, con cualquier síntoma de enfermedad hay que acudir al médico.