Las hipotecas ‘basura’ arrasan con la bonanza económica

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: M. J. ALEGRE. COLPISA
Se cumple ahora un año de la crisis de las hipotecas ‘basura’ norteamericanas, y en tan corto plazo las economías occidentales se han precipitado en el agujero negro de la desaceleración económica y están próximas a la recesión.
La dilatada etapa de expansión quedó bruscamente atrás, porque a la extrema sequía que la desconfianza provocó en los mercados internacionales del dinero se sumó la especulación en los de materias primas, que disparó los precios del petróleo y de los alimentos básicos.
Las primeras noticias de que algo malo estaba ocurriendo en el mundo financiero se sucedieron, con cuentagotas, en el arranque del pasado verano. El banco neoyorquino Bearn Stearns fue el primero en anunciar a los partícipes de dos fondos de inversión que debían despedirse de recuperar su dinero.
El 3 de agosto de 2007, la desconfianza se extendió por todos los mercados occidentales. Muchas instituciones norteamericanas habían ‘empaquetado’ sus préstamos basura en forma de productos de inversión para colocárselos a todo tipo de entidades, y casi nadie podía sentirse a salvo del contagio. Por fortuna, el sistema financiero español, volcado en la fortísima demanda de crédito nacional o en sus negocios en América Latina, no había adquirido esos activos tóxicos. Pero el francés BNP, entre otros, anunció la suspensión de tres fondos expuestos.
Los malos augurios se vieron confirmados cuando, el 9 de agosto del pasado año, el Banco Central Europeo inyectó 94.800 millones de euros en el flujo monetario de la zona euro. Fue la primera de una larga serie de intervenciones. La Reserva Federal y el Banco de Japón tomaron medidas similares.
Desde entonces, la actividad de los mercados financieros no se ha recuperado. La falta de transparencia era una característica de los nuevos productos, de manera que muchas instituciones los compraron y colocaron entre sus clientes sin conocer exactamente la naturaleza del riesgo que asumían, lo que se tradujo en un goteo de pérdidas a medida que las entidades tuvieron que sacar a la luz el impacto.