Las paredes de Pizca albergan un canto a la humanidad realizado por su dueña
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
Seis óleos de Paquita Hermosilla hablan de sus inquietudes personales
Quien pase uno de estos días por la pizzería Pizca de la capital guadalajareña, además de disfrutar de una de sus afamadas comidas, sin duda se sentirá atraído por la delicadeza de los lienzos que allí se encuentran colgados. Con un claro predominio de una escala cromática en grises y azules, flores o puestas de sol decoran las paredes del establecimiento.
Su autora no es otra que la dueña de la pizzería, Paquita Hermosilla, una gran aficionada a la pintura quien, junto a su marido Julio, pone a disposición de quien lo desee el local donde se encuentra Pizca como un espacio donde dar a conocer su obra artística.
No obstante, cuando el restaurante queda libre algún familiar o amigo es quien aprovecha el espacio. En esta ocasión, y como en otras muchas, ha sido Paquita la que muestra algunas de sus obras, unas de creación reciente como las puestas de sol y otras más antiguas, de hace incluso ocho o nueve años, aunque no duda en afirmar que ninguna se encuentra a la venta. Se trata de seis óleos que permanecerán en las paredes de la pizzería hasta final de mes.
Aunque deja a la libre interpretación de cada uno las sensaciones que suscita la contemplación de sus cuadros, ante la pregunta de qué significado tienen para ella, Paquita asegura que la temática se basa en la integridad social y la unidad de las diferentes culturas, donde también puede quedar englobado el elemento natural. La conversación deriva hacia otros derroteros de tipo religioso, donde la dueña de Pizca termina comentando su opinión personal acerca de la religión. La humanidad es una, no importa lugar, raza y credo y está un poco basada en eso, afirma la dueña de Pizca.
Paquita cuenta cómo su pasión por los pinceles le llevó a decorar su propia casa con sus obras y, de ahí, a exponerlas en su pizzería. Asegura que no lo hace por un motivo especial, sino por el placer que le reporta dejarse llevar por su imaginación, lo que llama inquietudes artísticas, las cuales comparte a menudo con quienes le rodean. Entre estas inquietudes destaca la religión. Mis creencias son que la religión es evolutiva, determina la dueña de Pizca. Fruto de este pensamiento, así surgió una de sus primeras composiciones, la cual también aparece en una de las paredes de la pizzería. Se trata de la imagen de una galaxia, que con su espiral envolvente y el punto de luz atrapa al instante la mirada del espectador. La obra habla acerca de la posible existencia de una vida más allá de la muerte. A mucha gente que le daban clínicamente por muerta y luego cuentan que han visto una luz al final del túnel, clarificó Paquita. En todas las religiones se cree en el más allá, todas piensan que lo hay aunque no tengamos ni idea de lo que es, añade, defendiendo la creencia de la pervivencia del espíritu por encima de la cáscara material que es el cuerpo humano.
Otros cuadros de la dueña de Pizca son reflejo únicamente de la imaginación de su autora, como las puestas de sol, visionadas primero en su cabeza y plasmadas luego sobre el lienzo. No obstante, bien sea la realidad o la fantasía la fuente de inspiración de Paquita, lo cierto es que sus obras son sobradamente conocidas por muchos vecinos de la capital. Y esta exposición no ha sido una excepción. Está teniendo una buena acogida, asegura. También no duda en aclarar que su pintura es algo intuitivo, no aprendido. Es un sentimiento que te sale y lo plasmas, puntualiza.
No obstante, cuando el restaurante queda libre algún familiar o amigo es quien aprovecha el espacio. En esta ocasión, y como en otras muchas, ha sido Paquita la que muestra algunas de sus obras, unas de creación reciente como las puestas de sol y otras más antiguas, de hace incluso ocho o nueve años, aunque no duda en afirmar que ninguna se encuentra a la venta. Se trata de seis óleos que permanecerán en las paredes de la pizzería hasta final de mes.
Aunque deja a la libre interpretación de cada uno las sensaciones que suscita la contemplación de sus cuadros, ante la pregunta de qué significado tienen para ella, Paquita asegura que la temática se basa en la integridad social y la unidad de las diferentes culturas, donde también puede quedar englobado el elemento natural. La conversación deriva hacia otros derroteros de tipo religioso, donde la dueña de Pizca termina comentando su opinión personal acerca de la religión. La humanidad es una, no importa lugar, raza y credo y está un poco basada en eso, afirma la dueña de Pizca.
Paquita cuenta cómo su pasión por los pinceles le llevó a decorar su propia casa con sus obras y, de ahí, a exponerlas en su pizzería. Asegura que no lo hace por un motivo especial, sino por el placer que le reporta dejarse llevar por su imaginación, lo que llama inquietudes artísticas, las cuales comparte a menudo con quienes le rodean. Entre estas inquietudes destaca la religión. Mis creencias son que la religión es evolutiva, determina la dueña de Pizca. Fruto de este pensamiento, así surgió una de sus primeras composiciones, la cual también aparece en una de las paredes de la pizzería. Se trata de la imagen de una galaxia, que con su espiral envolvente y el punto de luz atrapa al instante la mirada del espectador. La obra habla acerca de la posible existencia de una vida más allá de la muerte. A mucha gente que le daban clínicamente por muerta y luego cuentan que han visto una luz al final del túnel, clarificó Paquita. En todas las religiones se cree en el más allá, todas piensan que lo hay aunque no tengamos ni idea de lo que es, añade, defendiendo la creencia de la pervivencia del espíritu por encima de la cáscara material que es el cuerpo humano.
Otros cuadros de la dueña de Pizca son reflejo únicamente de la imaginación de su autora, como las puestas de sol, visionadas primero en su cabeza y plasmadas luego sobre el lienzo. No obstante, bien sea la realidad o la fantasía la fuente de inspiración de Paquita, lo cierto es que sus obras son sobradamente conocidas por muchos vecinos de la capital. Y esta exposición no ha sido una excepción. Está teniendo una buena acogida, asegura. También no duda en aclarar que su pintura es algo intuitivo, no aprendido. Es un sentimiento que te sale y lo plasmas, puntualiza.