Libros electrónicos

09/02/2020 - 15:34 José Serrano Belinchón

   ¿Qué es lo que nos llegará después? Vemos irrumpir con fuerza otra revolución no menor de lo que en su tiempo debió de suponer la invención de la imprenta.

El sobresalto que se debieron llevar -hablo del siglo XV- los primeros lectores del planeta, cuando la comunicación escrita era privilegio de unos pocos: los monjes de los monasterios medievales, a los que la civilización occidental debe tanto. Hasta entonces se había escrito en toda clase de artilugios: en planchas de arcilla grabadas con punzón, en papiros, en pergaminos, en tablillas enceradas, en pieles de terneros no nacidos, y en cualquier superficie capaz de mantener, de modo permanente, los trazos escritos en los que se esconden las ideas. La invención de la imprenta en 1455 supuso una revolución en el arte de escribir. Permitía imprimir centenares y miles de páginas idénticas, sin otro trabajo que el de impregnar la plantilla en un rodillo de tinta y disponerla después sobre la superficie del papel. Seguido a la invención de la imprenta iría llegando en siglos sucesivos su perfeccionamiento, hasta conseguir la edición de libros que son auténticas obras de arte.

            ¿Qué es lo que nos llegará después? Vemos irrumpir con fuerza otra revolución no menor de lo que en su tiempo debió de suponer la invención de la imprenta. Se trata del almacenamiento de información en discos compactos, en otros modernos procedimientos surgidos a la par de la ciencia Informática, para llegar al libro electrónico, de cuya edición ya existen en el mundo así como varios miles de industrias reconocidas. A los que hemos nacido y criado entre libros, nos cuesta trabajo creerlo y mucho más tenerlo que aceptar y darlo por bueno, más que nos pese. No olvidemos que nos ha tocado vivir en el periodo más cambiante de la Historia de la Civilización, que del arado romano que emplearon nuestros abuelos para hacer frente a la vida, hasta el uso de Facebook y de Twitter como sistemas de comunicación de última hora, sólo ha transcurrido apenas medio siglo.

¿Qué es lo que nos podrá llegar de hoy en adelante? No lo sé; pero sí que, por lo menos, me inquieta. Creo que no muy tarde dejarán de existir las bibliotecas, tal como las entendemos y todavía las vemos hoy, para dar paso al “museo del libro”, como muestrario de un periodo histórico que duró siglos y que es el nuestro.