Loquillo recuperó el espíritu del Rock And Roll en Marchamalo

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Más de cuatrocientas personas asistieron al concierto.
Por: Redacción
Gustará más o gustara menos, pero hay cosas que no se le pueden negar a Loquillo: es auténtico, o por lo menos lo parece. Resulta complicado saber dónde acaba el personaje y dónde comienza el artista, si es que existe tal separación en la persona de un intérprete que ha hecho de la forma el fondo mismo de su ser. Loquillo, El Loco para sus incondicionales, ofreció una actuación ceñida al concepto mismo del rock and roll, sin concesiones para aquellos que esperaban encontrarse con un concierto sometido a la aburrida normalidad. Más de 4000 personas asistieron al concierto.
Gustará más o gustara menos, pero hay cosas que no se le pueden negar a Loquillo: es auténtico, o por lo menos lo parece. Resulta complicado saber dónde acaba el personaje y dónde comienza el artista, si es que existe tal separación en la persona de un intérprete que ha hecho de la forma el fondo mismo de su ser. Loquillo, El Loco para sus incondicionales, ofreció una actuación ceñida al concepto mismo del rock and roll, sin concesiones para aquellos que esperaban encontrarse con un concierto sometido a la aburrida normalidad. Sobre el escenario, tanto como los gestos y la propia voz del principal protagonista pesaron los gritos de las guitarras, que no sentían ningún tipo de vergüenza a la hora de ponerse en primer plano. No fueron alardes excesivos, pero estuvieron engalanados de la suficiente personalidad como para recordar al público que eso del pop-rock es sólo una forma de robarle al rock puro y duro la mitad de su esencia.

En cuanto al respetable, su deambular por el concierto, completamente grauito, siguió los caminos previstos. El escenario estaba situado junto al recinto ferial, lo que facilitó el constante trasiego de personas. Durante el grueso del concierto, temas conocidos, como Feo, fuerte y formal o Arte y ensayo, se dieron la mano con otros menos familiares para el respetable, caso de Sol. Ante la ausencia de los auténticos hits de Loquillo, sólo un centenar de incondicionales coreaban las letras frente al escenario. El resto del público esperaba pacientemente el momento de la verdad, que llegó con los bises. Alcanzado este punto de la actuación saltaron al escenario El rompeolas, Rock and roll star, El ritmo del Garage y, como no, Cádillac solitario; un equipo ganador que no defraudó. Con cada una de las estrofas de estas canciones, José María Sanz volvió a dejar constancia de la posición que ocupa en la historia de la música española: referente incuestionable de una época mítica, los años 80. Por su parte, los gallardos aprovecharon la oportunidad de disfrutar con los himnos de un artista que el pasado sábado cumplía 30 años y una semana sobre los escenarios. “La verdad es que no me ha ido mal, pero sin vosotros esto habría sido mucho más aburrido”, aseguró Loquillo en su despedida.