Los alumnos de la UNED viajaron al viejo Afganistán y a la Alcarria

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA
La cuarta jornada del curso de verano de la UNED ‘Periodismo, viajes y literatura’ tampoco defraudó en calidad, interés y contenidos a los alumnos matriculados. Por la mañana, tanto José Miguel López Villalba como Ana María Briongos trasladaron a su público académico a lejanas tierras de Oriente, mientras que, ya por la tarde, Francisco García Marquina regresó a la Alcarria con la famosa obra de Cela.
Un discurso emocionante que logró envolver a su auditorio y trasladarlo a lejanas tierras fue el que pronunció ayer Ana María Briongos, que participó en el curso de verano de la UNED que hoy concluye, Periodismo, viajes y literatura, contando sus vivencias y experiencias durante la etapa que la llevó a Afganistán. Titulada Viaje a lo desconocido, la ponencia de la escritora y viajera catalana consiguió traer hasta la capital un poquito de las largas temporadas que Briongos pasó en Kandahar y Kabul, donde se mezcló de lleno con la cultura y las gentes de ambas ciudades y de las que guarda todavía un recuerdo vivo y muchos amigos, a los cuales se refirió, pues también albergan historias vitales muy curiosas, como la del afgano real apasionado por el flamenco.
Briongos llegó a Afganistán con 21 años, en 1968, y desde esa fecha hasta 1978 casi todos los años pasó temporadas allí y viajó por todo el país. “Mis aventuras en Afganistán fueron de cuento de las mil y una noches”, asegura la escritora. Su encuentro con la cultura afgana se produjo al introducirse en una familia y conocer las diferencias que el Islam establece entre hombres y mujeres, así como la tradición de que un mismo hombre pueda tener varias, en ocasiones numerosas, esposas. “Cuantas más mujeres, mejor, porque así se combinaban las tareas de la casa”, explicaba ayer la escritora, parafraseando a las propias protagonistas de su historia. “Además, la que más trabajaba era la última en llegar y la que lo controlaba todo era la suegra”, añadía Briongos, despertando las sonrisas entre su entregado público. El chagrí, la prenda que cubre a la mujer afgana y que no deja a la vista ni un milímetro de su piel –y sólo le permite ver a través de una pequeña rejilla–, fue motivo de otras anécdotas. Para acompañar a la calle a las mujeres de la casa, Briongos también tenía que cubrirse. “Era un fantasma ambulante”, asegura la viajera, “pero también una experiencia curiosa, porque puedes enterarte de cosas de las que no te enterarías nunca, porque no te reconoce ni tu padre”. Entre pastunes, uzbekos, barberos y vendedores ambulantes de turbantes, que mostró a los alumnos mediante magníficas fotografías, transcurrió la charla de la catalana, que fue muy disfrutada por su auditorio.
Ya por la tarde, Francisco García Marquina, novelista y biólogo alcarreño, pronunció La sabiduría de un viaje sencillísmo: Viaje a la Alcarria, descubriendo la humanidad y la naturalidad de “un libro que tiene una salud incomparable”, como lo describió el propio Marquina.