Los chicos del Coro enternecen a 900 corazones
01/10/2010 - 09:45
Ferias y Fiestas/ Música sábado
A falta de unas pocas butacas por ocupar, el teatro auditorio Buero Vallejo se quedó a escasos pasos de colgar el no hay billetes en la tercera y última función programada en estos días de Ferias y Fiestas en la capital. El espectáculo, desde luego, lo merecía con creces. Sobre el escenario los 30 niños y niñas de la Coral de Sant-Marc de Lyon, pequeños uniformados de cara y voz angelical que no llegaban a superar en ninguno de los casos los 15 años y el metro y medio de altura, pero que supieron con su canto ablandar el corazón de los más de 900 espectadores
El público estuvo pegados literalmente a sus butacas y sin amago alguno de querer pestañear, no vaya a ser que pudieran perderse algo. Hasta una niña de poco más de cinco años presenciaba el extraordinario recital desde el pasillo central, con la intención de no perder detalle del transcurso de un espectáculo dirigido para todos los públicos. Cuerpo y alma unido al silencio sepulcral de la sala para asistir a un recital único, aquel que nos llevaría a revivir algunas de las escenas más famosas de la no tan lejana y enternecedora película Los Chicos del Coro. Tanto fue su éxito, que llegó a estar nominada a los Oscar como mejor película de habla no inglesa.
PEQUEÑOS CANTORES
Considerado como uno de los mejores coros de pequeños cantores de Europa, Los chicos del Coro han vendido más de millón y medio de álbums y han protagonizado una gira triunfal en el mundo entero, una aventura que continuaba ayer en Guadalajara para las voces de estos pequeños coristas, las mismas que tras dos horas de función se apagaron y que, como siempre, en estos casos, supo a poco. La ovación, para contrarrestar, fue incesante.
PEQUEÑOS CANTORES
Considerado como uno de los mejores coros de pequeños cantores de Europa, Los chicos del Coro han vendido más de millón y medio de álbums y han protagonizado una gira triunfal en el mundo entero, una aventura que continuaba ayer en Guadalajara para las voces de estos pequeños coristas, las mismas que tras dos horas de función se apagaron y que, como siempre, en estos casos, supo a poco. La ovación, para contrarrestar, fue incesante.