Los danzantes de Valverde cumplen la tradición como cada Octava de Corpus desde hace 404 años

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA

Aunque el cielo hacía presagiar lo peor después de una jornada de sábado pasada por agua y en la que hubo que suspender alguno de los actos programados, los danzantes de Valverde de los Arroyos pudieron mostrar ayer, ante más de 400 asistentes, las danzas que desde hace más de cuatro siglos dedican al Santísimo Sacramento cada Octava del Corpus, una Fiesta declarada de Interés Turístico Regional.

La temperatura fue muy buena durante toda la mañana y el sol llegó a salir con fuerza algunos ratos, por lo que los actos matutinos pudieron celebrarse sin problemas. Los visitantes y vecinos del pueblo y sus alrededores fueron concentrándose en la plaza de María Cristina y el entorno de la parroquia de San Ildefonso, donde tuvo lugar el primero de los actos de la jornada.

Hacia las 12.00 horas, los ocho danzantes, el gaitero y el portador del estandarte que los identifica a todos, capitaneados por el botarga, llegaron a la iglesia junto a los párrocos encargados de hacer los oficios religiosos para presidir, junto a las autoridades, la eucaristía que comenzaría unos minutos después. El bonito pueblo de la Sierra Norte guadalajareña, que es además uno de los más visitados de la provincia y de la región, seguía llenándose de gente que esperaba ver a los danzantes con sus vistosos atuendos típicos, coronados con unos enormes y peculiares gorros adornados con flores de distintos colores, pero no fue hasta cerca de las 13.00 horas cuando terminara la misa. Antes de subir a la era a llevar a cabo su primera danza, la de La Cruz –denominada así porque la coreografía dibuja esa forma–, los danzantes hicieron una primera parada, como es tradicional, en el altar colocado en la plaza de María Cristina. Tras un primer alto en el camino, la comitiva siguió su camino hacia la era, donde ya esperaban impacientes los visitantes y vecinos de la zona, además de algunos vaqueros de Cantalojas, que volvieron a acompañar a sus amigos de la Sierra en tal festividad. Con una espectacular vista de la montaña y las chorreras de fondo, los ocho veteranos danzantes, de edades comprendidas entre los cerca de 40 y los 66 años, hicieron las delicias de quienes esperaban verles bailar, una tarea nada sencilla ayer dado su calzado hecho de esparto y el césped mojado, mezcla que propició algún que otro resbalón –uno de ellos acabó en pequeña caída sin más consecuencias–.

Tras esta primera danza, que fue correspondida por un gran aplauso de los asistentes, y en medio de un espectacular repiqueteo de campanas –varios mozos se esforzaban y turnaban para hacerlas sonar en lo alto del campanario– concluirían los actos religiosos de vuelta a la parroquia, donde los danzantes se despidieron de los sacerdotes.

Las danzas más esperadas estaban, sin embargo, por llegar. Tras ubicarse de nuevo en la plaza de María Cristina y justo antes de empezar a rifar las enormes rosquillas típicas de la Octava del Corpus, los danzantes y su botarga, acompañados por el gaitero, interpretaron la danza de Los Molinos, peculiar por el uso de los palos. Después de la subasta, fue el turno de la danza del Cordón, muy vistosa por el uso de ocho cintas de distintos colores que, cogidas por los danzantes, van tejiendo trenzas alrededor de un palo de buena altura que sostiene el botarga.

Fue la última de las danzas que, en la mañana de ayer, "echaron" los danzantes de Valverde. En total, son seis las coreografías o danzas tradicionales que se conocen, aunque, como explica Ángel Chicharro –actualmente el danzante más veterano con 44 años de baile en sus alpargatas de esparto–, en la antigüedad eran "al menos otras seis que se han perdido".

 

De generación en generación

Y es que aunque la fiesta de la Octava del Corpus de Valverde está declarada de Interés Turístico Regional por haber sabido conservarse intacta a lo largo del tiempo y por su vistosidad y colorido, sobre sus orígenes y esencia poco se conoce, como admite Chicharro. "No se sabe porqué existe la danza ni de dónde viene ni de dónde procede, si viene de otro sitio, no sabemos nada, sólo que lleva ya más de 400 años", detallaba el danzante, quien añadía "que no hay nada escrito".

Lo que sí se sabe –y sobre todo lo que se desea– es que la tradición perdure mucho más allá que sus actuales danzantes, de una a otra generación, como ha venido ocurriendo hasta ahora. "Mi hijo ya sabe", señalaba Ángel Chicharro, satisfecho porque, en su caso, la continuidad está ya resuelta, al igual que en el de otro de los danzantes más veteranos del grupo. El resto tendrá que buscarse sucesor. "El que no tiene hijos se lo dice a familiares, amigos o a quien quiera", eso sí, a un hombre, pues "mujeres no ha habido nunca", admite Chicharrón.

 

"Un sabor muy especial"

Ayer fue el día grande de esta Octava del Corpus, pero el programa de estas fiestas comenzó a desarrollarse el pasado viernes con música, actividades infantiles y deportivas. Ya el sábado, aunque la lluvia impidió la celebración de algunos actos que estaban previstos, no evitó que el delegado provincial de Salud y Bienestar Social de la Junta de Comunidades, Juan Pablo Martínez Marqueta, ejerciera su cargo de pregonero oficial de la festividad, aunque tuviera que hacerlo algo más tarde de lo esperado, cuando escampó. "Dar un pregón en un pueblo tan bonito como Valverde de los Arroyos y con motivo de la fiesta de la Octava del Corpus es todo un honor", aseguraba el delegado ayer, mientras disfrutaba de las danzas en la plaza de María Cristina. "Es una fiesta que me emociona desde siempre y lo cierto es que me siento muy honrado", admitía Martínez Marqueta. "Estuve hace muchos años, de chiquitín, y lo recuperé el año pasado; éste me ofrecieron dar el pregón y la verdad es que es un absoluto honor y me parece que es algo muy emocionante, es una fiesta que tiene un sabor muy especial".

Juan Pablo Martínez Marqueta no fue la única autoridad política que acudió a la festividad de la Octava. Junto a él, también disfrutaron de la jornada la delegada provincial de Educación y Ciencia, Reyes Estévez, el delegado de Agricultura y Medio Ambiente, Sergio Cabellos, y la gerente del Plan Turístico de la Arquitectura Negra, Pilar Cuevas. La presidenta de la Diputación provincial, María Antonia Pérez León, asidua de esta fiesta, también visitó Valverde, aunque dada su apretada agenda –el sábado se encontraba en Lisboa en la inauguración de la exposición de los tapices de Pastrana en la capital portuguesa–, llegó avanzada la jornada, cuando ya había comenzado la tradicional representación teatral del Auto de San Miguel, que se inició hacia las 14.00 horas.

El Auto de San Miguel, representado por "hijos del pueblo", como ellos mismos se definieron al inicio de la representación, puso fin a los actos de la primera parte de la jornada de ayer. Poco después de su conclusión, la lluvia volvió a hacer acto de presencia con fuerza en el municipio, humedeciendo las calles de Valverde, donde los danzantes tenían previsto volver a actuar, a petición popular, ya por la tarde.

 

Hoy, la jornada más familiar

Hoy y si el tiempo no lo impide, se cerrarán los actos de esta Octava del Corpus con la jornada más familiar y menos multitudinaria de todas, quizá por ello la más esperada por los danzantes y los vecinos del pueblo, que apenas suman el centenar. Danzarán, rondarán por las casas, comerán y beberán, pero sobre todo disfrutarán del día en compañía, sabedores de haber cumplido, un año más, con el deber de mantener una tradición que suma ya 404 años de antigüedad.