Los diablos de Luzón y sus mascaritas conquistan tierras orensanas como antesala de Carnaval
Dar a conocer nuestras tradiciones y poner en valor uno de los carnavales más ancestrales de nuestra provincia. Ésta era la máxima premisa con la que se desplazaron los vecinos de Luzón a la localidad gallega de Viana do Bolo para participar en su IV Mascarada Ibérica. Acompañados de los seguntinos Dulzaineros de La Travesaña, su paso por las calles orensanas no dejó indiferente a nadie.
La comitiva de diablos, mascaritas, dulzaineros y acompañantes, para colaborar en el desarrollo del desfile, llegó ya el viernes a su destino. Desde el primer momento se hicieron notar por las calles, mezclándose con las asociaciones locales que ultimaban sus ensayos y preparaban los actos del día siguiente.
El desfile vespertino del sábado concentró a cerca de seiscientos participantes, venidos principalmente del noroeste de la península. Destacaba la presencia de numerosos grupos de Portugal, así como otros carnavales de la cornisa cantábrica. Los Diablos de Luzón, fueron la única agrupación del centro peninsular y la más distante de las participantes. Las ennegrecidas figuras pronto empezaron a entiznar a todos los visitantes de la muestra y a revolotear entre los espectadores, causando escenas de pánico entre los más pequeños mientras que los mayores disfrutaban de sus bailes al son de las melodías castellanas emanadas por las dulzainas. Y todo esto, sin que cesaran de sonar los imponentes cencerros que hacen el contrapunto visual a esos blanquecinos dientes de patata.
La lluvia no quiso faltar a la cita y cerró el pase del desfile, que contó con otros carnavales de alta fama cómo la cántabra Vijanera, de Silió, o los asturianos Sidros, de Valdesotos. Ya en la mañana del domingo, esta edición de la mascarada ibérica se trasladó a la vecina Vilariño de Conso. Allí, desde lo más alto del municipio, se inició un nuevo pasacalles por esta localidad orensana. Una comida popular puso el colofón a un fin de semana de hermandad de tradiciones y personajes ancestrales, que con la llegada de los primeros días del año desempolvan sus trajes para revivir los recuerdos que nos han dejado nuestros mayores de generación en generación.
Destaca la implicación en estas citas, de los vecinos Andrés Cabada y Luis Javier López que van trasladando a los más jóvenes del municipio la importancia de estas figuras, que son bandera del municipio y orgullo de esta zona del antiguo Ducado de Medinaceli. La lucha por la supervivencia de esta antiquísima tradición se plasma en la invitación que realizan a los diablos para asistir a numerosos encuentros de enmascarados. La visita a tierras gallegas, pone el punto y seguido a futuros desplazamientos y continúa la línea de aquellas muestras que se hicieron en Almagro o en Lisboa, en años anteriores. Éstas citas dan paso a otras y ponen en contacto a distintas asociaciones, que se muestran encantadas de presumir de sus raíces en tierras muy distintas de las suyas.
Con la vista puesta en seguir aumentando la fama y el buen hacer de estos personajes, el pueblo de Luzón emplaza a visitantes y curiosos al próximo día diez de febrero, para seguir creando ese momento mágico en el que los cornudos espectros y sus femeninas mascaritas aparecen de la nada para revivir nuestros orígenes más antiguos. La fiesta, de Interés Turístico Provincial, aspira a un mayor crecimiento con la ayuda de todas las administraciones. Nuestro folklore no es una moda. Es la necesidad de conocer de dónde venimos.