Los Domingos: El coctel perfecto de Alauda
Hace cuatro años, Yvan Attal dirigió una estupendísima película titulada El acusado. En ella, introducía al espectador en una compleja trama judicial relacionada con un caso de violación que, sobre todo, servía para mirar a la sociedad. Una de esas películas que dicen más de ti mismo, a raíz de las opiniones que te genera lo que ves en pantalla, que de su propio autor. Cine adulto de verdad.
Y ahora Alauda Ruiz de Azua ha venido a hacer lo mismo... pero con una historia que no tiene nada que ver. Una adolescente, huérfana de madre y que vive con sus dos hermanos y padre, decide meterse a monja. La noticia es un bombazo, pero quien peor lo lleva a su tía, que ha terminado ocupando, en cierta forma, el rol de la madre ausente y además es ateísima.
Podríamos alabar de Los Domingos su puesta en escena, la capacidad que tiene su directora para contar las cosas de una forma envolvente y cautivadora, dinámica a pesar de tratarse de una historia intensa, pero sosegada a la vez. Hay cierto placer de vecina cotilla del quinto en ir observando dónde nos va a llevar todo este despropósito, incluso en ir haciendo cábalas sobre cómo terminará cada personajes.
Porque si en algo destaca, es en la multiplicidad de aristas y credibilidad de los seres humanos ficticios que transitan su trama. En una época en la que lo fácil es poner a cualquier miembro del clero como villano manipulador, Ruiz de Azua prefiere convertir a la propia tía de la protagonista, puede que la persona que más quiere en este mundo a esa joven adolescente, en su principal antagonista.
El guión no pretende caer en una historia de bueno y malos, pero sí orquesta un puzzle de condicionantes que atan, impulsan o envenan a sus protagonistas, prisioneros de sus deseos, miserias, temores y frustraciones. Y lo que en cualquier otra película habría sido un “quiere abarcar demasiado”, aquí fluye de manera armoniosa para que Patricia lópez Arnaiz, Blanca Soroa, Nagore Aranburu y Miguel Garcés simplemente brillen construyendo personajes llenos de matices. Pocas veces podrán disfrutar tanto haciendo su trabajo.
Los Domingos es especial por el respeto con el que trata al espectador, por no caer en los tópicos del cine actual. Una pequeña obra maestra que nos enfrente a una miltutd de preguntas abriendo una únca puerta. Da para dos horas de cine y otras tantas de conversación.