Los peritos de la defensa y la acusación explican sus dos hipótesis sobre la forma en que murió Carolina
26/10/2015 - 21:59
Tarde de opiniones en el juicio sobre el crimen de Cifuentes. Los peritos psiquiátricos y forenses de acusación y defensa interpretaron la psique del acusado, José Miguel Batanero, y las heridas de la víctima, Carolina Diana del Carmen Castillo, de formas casi opuestas. La única certeza llego de mano de los análisis sobre la paternidad del feto de ocho meses fallecido tras la muerte de Carolina. Era, con un 99,9 por ciento de probabilidades, hijo del acusado y la víctima. A partir de ahí, versiones opuestas.
El primero en hablar fue el forense de la defensa. Desde su punto de vista, existen dos golpes en el cráneo, uno en el cráneo y otro en la cara. El primero fue el que causó la muerte de Carolina. Hay edemas y otras señales que indican que la fallecida estaba viva cuando lo recibió. El segundo, sin embargo, es facial y no presenta esos signos. Aunque en todo momento quiso dejar claro que lo único indudable es que se trataba de un golpe perimorten, realizado poco antes o después de la muerte, su teoría es que se produjo cuando Carolina ya había fallecido, ya que esto explicaría la ausencia de señales externas. Para ello se apoya en que en un primer examen de las heridas externas, los facultativos no se percataron de él. Desde su punto de vista pudo producirse durante el traslado de la víctima, al caerse ésta en algún momento. En cuanto al modo en el que se produjo la muerte, considera que es compatible con la teoría del empujón defendida por la defensa, según la cual el acusado empujó a Carolina durante una discusión, haciéndola caer y darse un golpe mortal contra la cómoda. De hecho, aunque todos los peritos que pasaron durante la mañana por la Audiencia consideraron esta hipótesis improbable, el perito de la defensa aseguró que si está recogida en los informes de los propios facultativos.
Y si debate hubo durante la declaración del perito forense de la defensa, mayor aún fue el que se produjo cuando se trató la evaluación psiquiátrica del acusado. La profesional contratada por la defensa aseguró que José Miguel Batanero tiene un trastorno de la personalidad dependiente, haciendo que necesite la aprobación y las decisiones de otros en el día a día, aunque también recalcó que esto no lo hace menos responsable de sus actos. Donde la cuestión cambia es en las decisiones que tomó tras producirse la muerte de Carolina, cuando asegura que sufrió un bloqueo que se produce en fuertes situaciones de estrés y que ha continuado con una serie de fantasías, con las que buscaría evitar reconocer ante sí mismo el desmembramiento de Carolina. Esto explicaría, además, las distintas versiones que dio durante la investigación y a la propia profesional, que aseguró haber oído hasta 15 versiones distintas de lo ocurrido tras el fallecimiento de la víctima. Lo que no cambia nunca son los hechos que llevan a la muerte de Carolina. Ante esta afirmación, desde las acusaciones le recordaron que no reconoció el crimen hasta que la Guardia Civil le enseñó las imágenes de él mismo sacando dinero con la tarjeta de crédito de Carolina en un cajero de Madrid. Por último, afirmó que la conducta del acusado ha sido más bien propia de una persona con pocos recursos intelectuales.
Frente a estos dos testimonios se situaron los elaborados por los técnicos del Ministerio de Justicia. Ellos consideran que el acusado no tiene trastorno alguno, lo que apoyan en su propios historial biográfico y en los encuentros mantenidos con él. En ellos, señalan, lo único que reciben son argumentos que demuestran que todo lo que hacía iba encaminado a ocultar el cadáver. Según explicaron, de haber existido un bloqueo, este habría sido percibido por la gente de su entorno. Habría podido atender la carnicería, pero con la conducta de un autómata, lo que les lleva a concluir que era perfectamente conocedor de lo que hacía.
En cuanto a los resultados de la autopsia llevada a cabo por los peritos del Ministerio, quien describió la fractura craneal como un estallido, por lo que requería una energía que no considera compatible con la hipótesis de la defensa. Un empujón
cómo. Estamos hablando de un hueso que se abre con una radial. Apoyándose en su amplia experiencia, aseguraron que la única forma en que conciben que el golpe contra la cómoda produjera esas lesiones es que alguien estuviera agarrando y empujando a su vez la cabeza de la víctima. De igual forma considera que la segunda contusión, la facial, no es compatible con una caída fortuita. En caso de que esta se hubiera producido, habría dejado marcas también en mentón y frente, pero sólo hay daños en una zona muy focalizada, lo que hace pensar que es fruto de un golpe contundente. Los peritos afirmaron de forma contudente que nunca hemos visto una situación como la que usted (la defensa) describe y que la lesión es incompatible con la tesis de la defensa.
Por último, la tarde concluyó con dos peritos también del Ministerio de Justicio que ofrecieron sus conclusiones sobre las secuelas que los hechos han dejado en los tres hijos de Carolina.