Los vecinos rinden homenaje a la olma de Bejanque

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

A la sombra de sus ramas, en el primer día de calor de esta primavera, los vecinos de la ciudad homenajearon a la olma centenaria que preside uno de sus puntos neurálgicos, la plaza de Bejanque, un nudo de comunicación entre el centro histórico y los nuevos barrios. Aunque se trataba de un homenaje anónimo, este acto festivo contó con la participación de gentes vinculadas con la cultura y la sociedad de Guadalajara.
Si en enero fueron los almendros los protagonistas, en el barrio del Alamín, de un homenaje de la iniciativa popular Árboles con Historia, ayer le tocó el turno al árbol más longevo de la ciudad, la olma de Bejanque, que tal y como apuntó Javier Borobia, uno de los guadalajareños implicados en este proyecto, dio nombre a esta plaza, hecho que se ha querido recordar en el placa que se descubrió, a los pies de este árbol, durante el acto celebrado en la mañana de ayer sábado: “A la olma de Bejanque, historia viva de la ciudad de Guadalajara, que en otro tiempo dio nombre a esta plaza”. Sin embargo, como reconocieron los promotores de este acto, en la placa de cerámica colocada para recordar este día figura por error el 13 de junio, festividad de San Antonio y víspera del solsticio de verano.
Aunque se trataba de un homenaje anónimo, este acto festivo contó con la participación de gentes vinculadas con la cultura y la sociedad de Guadalajara, como el propio Borobia, José Antonio Suárez de Puga, Doroteo Sánchez, Santos Mercader, la asociación Dalma y la Asociación de Vecinos del barrio del Alamín, siendo precisamente los dos representantes de estos dos colectivos los encargados de descubrir la placa de este homenaje.

Punto de reunión y encuentro
Este acto festivo permitió recordar que la primera referencia a esta olma se ha encontrado en 1849 en un mapa de la ciudad elaborado por el cuerpo de ingenieros, sin olvidar que las olmas, tradicionalmente, han sido el punto de reunión de los concejos de vecinos y eje de la vida social de los pueblos. La olma de Bejanque ha sido testigo mudo del paso de viajeros en la que antes era la carretera nacional de Zaragoza, de vueltas ciclistas, de procesiones religiosas o de manifestaciones de ciudadanos de una y otra generación que han convivido con esta particular vecina el día a día de esta ciudad. La habitante más antigua de la ciudad es también una de las olmas más antiguas de la provincia, junto a la de Pareja.
Poemas, música popular de la mano de la ronda del Alamín y la bendición a la olma por parte del párroco de Santa María, Agustín Bugeda, la degustación de unos 30 litros de limonada y el reparto de almendras fueron los ingredientes de un homenaje anónimo de un grupo de guadalajareños que quieren que todos los vecinos conozcan y respeten sus árboles y que se irá completando, según comentó Borobia, en los próximos meses con otros actos similares en el olivo de la plaza de Santo Domingo o con la plantación de una sabina en el entorno del pairón que se localiza en el parque de la avenida del Ejército.