Luz Rodríguez: "La devaluación del empleo no puede ser la marca España"

18/12/2015 - 13:31 Javier Pastrana Margüenda

Puede que Mari Luz Rodríguez no sea de Guadalajara, pero ella asegura sentirse plenamente identificada con la provincia. Aquí pasó mucho tiempo cuando formó parte del ejecutivo regional de José María Barreda, donde ocupó el cargo de consejera de Trabajo entre 2007 y 2010. Después de aquello fue nombrada secretaria de Estado de Empleo del Gobierno de España, un puesto que ocupó entre 2010 y 2012, los años en los que la crisis mostró su peor cara. Lejos de desmotivarle, afirma que aquello le dio la experiencia necesaria para afrontar el futuro y asegurar un crecimiento económico en el que también se respeten los derechos de los trabajadores que, considera, han sido ruramente castigados por los recortes del PP.  
    ¿Se siente una paracaidista en Guadalajara?
    Estoy encantada de volver aquí. Si hubiera ido por Lugo la sensación habría sido de “y yo qué hago en Lugo”. Y habría ido, porque se trata de crear un proyecto de país, pero para mí Guadalajara es volver a mi casa y recordar muchos momentos en los que he trabajado aquí. Hay mucha gente que me conoce. Voy a pelear porque el gran cambio que necesita nuestro país se produzca en la provincia de Guadalajara, donde no va a haber terreno en el que yo no esté. Me siento  parte de un gran equipo y de este movimiento que quiere que cambien cosas en nuestro país.
    Además, en unas elecciones generales ¿importan ahora menos los intereses locales?
    El cambio de país es necesario también para la provincia. Cuando yo llegué al Gobierno de Castilla-La Mancha, Guadalajara era el motor económico de la región, la provincia con menos paro, más tasa de empleo, los mejores salarios y las mejores pensiones. Hoy sigue siendo una provincia joven, dinámica, con mucho potencial, pero necesita el cambio. Antes de la crisis, tenía una industria muy potente, que representaba el 20 por ciento del PIB provincial. Hoy no alcanza el 16. Necesitamos empleo industrial para una parte importante de Guadalajara porque la industria genera empleos estables, mejores salarios y mejor calidad de vida para las clases medias. Tenemos que hacer una apuesta por la reindustrialización
    Eso en lo que se refiere al Corredor, ¿no?
    Claro. Luego hay otra parte de Guadalajara que necesita que hagamos políticas destinadas al medio rural, porque esa gente debe tener garantizados los mismos derechos que las personas que viven en los grandes núcleos de población. A mí me ha sorprendido enormemente la propuesta de Ciudadanos, cuando en un alarde de desconocimiento de la realidad de Guadalajara dice que todos los pueblos con menos de 5.000 habitantes tienen que desaparecer. Oiga, eso supone eliminar la inmesa mayoría de los pueblos de esta provincia.
    Y no son sólo los pueblos, también proponen eliminar las diputaciones, que juegan papeles muy distintos en unas provincias y otras. ¿Que piensa usted de ellas y, concretamente, de la de Guadalajara?
    El programa electoral del PSOE se pronuncia sobre nuestra visión de las diputaciones muy claramente. Creemos que necesitan un cambio profundo. Necesitan ser más transparentes y modernas, en general, pero es que, en el caso de la de Guadalajara, Transparencia Internacional ha dicho que es la menos transparente de todo el país. Si hubiera que buscar una Diputación por la que empezar a trabajar en trasnparencia sería la de Guadalajara. Y luego, la Diputación  es, en este momento, una Diputación que se está pronunciando en contra de crear empleo para la ciudadanos de Guadalajara. Yo no entiendo ese planteamiento. Después de cuatro años sin ningún Plan de Empleo, el Gobierno regional ha puesto en marcha uno muy ambicioso que, por cierto, siendo la secretaria de Empleo del Partido Socialista, he dicho que es admirable. No tiene ninguna razón política ni social que la Diputación, por cuestiones exclusivamente partidistas, esté boicoteándolo. Lo único que va a hacer es perjudicar a la personas en situación de desempleo de la provincia. Más allá de la lucha partidista deben estar por encima los intereses de los ciudadanos. 
    ¿Cómo cree que han afectado a los habitantes de la provincia estos cuatro últimos años?
    Guadalajara era la provincia de Castilla-La Mancha con una clase media más floreciente y hoy esa clase media ha sufrido importantes golpes, no sólo por parte de la crisis económica, si no por parte de las políticas del Partido Popular. La clase media de Guadalajara está más empobrecida porque la política de devaluación salarial puesta en marcha por el PP ha hecho que la media de los salarios bajen más de 140 euros al mes. Esa clase media se ha visto resentida. Hay que volver a recuperar los salarios y la estabilidad en el empleo.
    Pero parece que el empleo está remontando, ¿no? 
    Hay datos que conviene conocer. En estos momentos el PP está diciendo que hay una recuperación del empleo y es verdad que se están firmando más contratos, pero no hay que confundir contratos de trabajo con creación de empleo. Pocos días antes de las pasadas elecciones, Rajoy se fue a una oficina de empleo, que yo creo que es la única vez que ha visitado una en su vida, y dijo “yo sé cómo acabar con el desempleo en nuestro país”. Bueno, pues cuatro años después tenemos menos empleo. Tenemos 100.000 ocupados menos que hace cuatro años. Es verdad que también hay menos personas en situación de desempleo, pero es porque tenemos menos población activa que hace cuatro años. Es decir, que la bajada del paro se debe más a la deserción de personas que están dejando de buscar empleo que a la creación de puestos de trabajo por parte del PP. No hemos mejorado en materia de creación de empleo.  En la última EPA se ve que 122.000 mujeres, en un trimestre, abandonaron la población activa.
    Entonces, la reforma laboral del PP no ha funcionado. 
    Del empleo que se crea, nueve de cada diez contratos son temporales. Tenemos diez puntos más de temporalidad que la media de la Unión Europea. Por cierto, Guadalajara tiene un 95 por ciento de contratos temporales. La duración media de los contratos que se han firmado es de 53 días. Esto significa que los contratos duran menos de dos meses. Uno de cada cuatro contratos firmados en el último año duró menos de una semana. Es decir, que el PP a veces llama crear empleo a tener un contrato de trabajo de una semana o de dos días a la semana. Eso no sé si es empleo. Es un contrato de trabajo de dos días a la semana, punto. Los salarios han bajado un 5 por ciento y tenemos el mismo poder adquisitivo que a principio de los años 90 del siglo pasado. Todo esto son frutos de la reforma del Partido Popular. Todavía no hemos alcanzado el grado de ocupación ni el nivel de afiliación a la Seguridad Social que había al dejar los socialistas el Gobierno. Es verdad que el paro ha bajado en 436.000 personas, pero eso no se debe a la creación de empleo neto, si no a que  la población activa ha bajado en 540.000 personas.
    ¿Y entonces de dónde viene esa sensación de que la cosa ha mejorado?
     Porque hay un crecimiento real que nadie puede negar y que yo tampoco negaré. Al contrario, ojalá fuera un crecimiento sólido y sostenible. Hay un crecimiento de entorno al 3 por ciento en la última contabilidad nacional, pero se está traduciendo en mucha rotación en los contratos de trabajo, da la sensación de que hay movimiento, pero no hay una consolidación del empleo. Hay un medidor que es muy importante. Cuando computamos el número de horas laborales que se hace ahora en el país y las comparamos con las que se trabajaba al final de la pasada legislatura, resulta que nos faltan 33 millones de horas, que es el equivalente a más de 800.000 puestos de trabajo. ¿Por qué tenemos menos horas a pesar de tener menos paro? Porque se ha producido una fuerte fragmentación. Antes había un contrato de 8 horas y ahora hay dos de cuatro o hasta cuatro de dos horas.
    ¿Cuánto nos jugamos en materia de empleo en las próximas elecciones?
     Nos jugamos dos cosas muy importantes. Una, tener una política económica que de verdad genere empleo, porque la del PP no ha demostrado poder hacerlo, y, sobre todo, nos jugamos un modo de crear empleo diferente al del PP. Los socialistas pensamos que la devaluación del empleo no puede ser la marca Empleo de España. Este país se merece tener empleo con derechos y salarios razonables. Por eso, la propuesta central del PSOE es derogar la reforma laboral del PP y hacer un nuevo estatuto de los trabajadores que recupere los derechos de los trabajadores, un salario y unas condiciones de trabajo dignos de un país moderno. El PP dejará en herencia algo bastante negativo, haber creado la categoría social de los trabajadores pobres. La categoría de los 2,5 millones de personas que tienen un puesto de trabajo, pero  cuyos salarios no rebasan el umbral de la pobreza.
    A usted le tocó ser consejera de Trabajo entre 2007 y 2010 y secretaria de Estado de Empleo entre 2010  y 2012, los años más duros de la crisis. ¿No teme que utilicen eso en su contra?
    No. Primero, por conocimiento de la situación. Desde que tengo uso de razón siempre he estado  en el ámbito del empleo y  siempre en el mismo lado, en defensa de los intereses de los trabajadores, aun entendiendo que es necesario el diálogo y el consenso con los empresarios para construir el nuevo modelo de relaciones laborales que necesita el país. Y luego, hay algo que algunas personas que hablan de empleo no tienen, por haber tenido que gobernar una crisis muy complicada y haber cometido aciertos y errores, que es la legitimidad para saber cuál es el camino que hay que seguir en este momento. Para mí es fundamental haber gestionado para saber por dónde hay que ir en lo bueno y por donde no hay que ir en lo malo.
    ¿Y si le pregunto por alguno de esos errores? 
    Una de las trampas en la que no debemos volver a caer, y caímos todos de manera bien intencionada, es pensar que la creación de empleo tiene que ver con los derechos de los trabajadores. Todos caímos en la trampa de pensar que limitando una parte de los derechos de los trabajadores se podía acabar con la destrucción de empleo. Bueno, el tiempo ha venido a demostrarnos que no, que lo único que se consiguió fue empobrecer a los trabajadores. Ahora, nada comparable con lo que vino después con el PP, con esa reforma laboral  que lo único que hizo fue expandir y elevar al cuadrado la precariedad en el empleo y un modelo de relaciones laborales basado en la imposición de la voluntad de los empresarios y no en el acuerdo, como pensamos en el PSOE, con los trabajadores.
    ¿No le da la sensación de que Europa fue más indulgente con el PP que con el PSOE?
    Europa no creo que haya sido ni más ni menos indulgente con unos que con otros. Lo que es verdad es que, a fuerza de que la socialdemocracia europea le dijera a Europa que la salida de la crisis no podía basarse exclusivamente en la austeridad y en la consolidación fiscal, finalmente parece que la Unión Europea se ha dado cuenta de que su salida no era una salida. Ha sido un día a día de los partidos socialdemócratas decir que la austeridad no era la receta para la crisis. Se necesitaba cumplir con los objetivos de déficit, pero mientras se hacían programas de estímulo económico. Finalmente parece que ese es el camino, el que apuntaron siempre la socialdemocracia y el Partido Socialista.
    ¿Valoran los ciudadanos correctamente la capacidad que tiene un Gobierno para tomar medidas económicas frente a los deseos de la  Unión Europea?
     Esta crisis nos ha enseñado a todos que formar parte de la Unión Europea significa que hay decisiones que debemos compartir con el resto de miembros. Todos los países tienen que cumplir con los compromisos que supone formar parte de una unión económica, política y financiera. Por lo tanto, las políticas que se diseñan a nivel nacional son muy importantes, pero es necesario tener una acción política a nivel europeo. Por eso, además de llevar nuestras políticas de empleo a nivel nacional, en el programa llevamos también medidas de carácter estrictamente europeo. 
    Otro tema del que se habla mucho aquí es el agua. A nivel regional el PSOE ha mantenido una postura uniforme respecto al trasvase, pero no ha ocurrido lo mismo a nivel estatal.
    Yo comparto plenamente la política del Gobierno de Castilla-La Mancha en relación con el agua. No puede ser que durante los últimos cuatro meses haya habido un trasvase por mes. No puede ser que se saque agua de aquí para estar embalsada fuera  de Castilla-La Mancha, cuando hay menos agua aquí. Este país necesita un gran pacto por el agua, y así lo hemos puesto en el programa electoral. Queremos que de una vez por todas el agua sea el centro de un debate serio y que se dé una solución de país.
    En época de elecciones, Guadalajara es una tierra de promesas incumplidas. El desdoblamiento de la carretera de Molina, el parador, la autovía de La Alcarria...
    Es cierto. Ha habido una serie de propuestas a la ciudadanía que han sido sistemáticamente incumplidas, pero también hay campeones de incumplimientos, porque el PP lo ha sido durante el último mandato. Cuatro años después no está el parador y no está el Campus Universitario. Cuatro años después es el presidente García-Page el que pondrá en marcha las obras del Hospital, que no del parking, que son cosas distintas. Guadalajara ha estado casi cuatro años sin convenio sanitario, porque Cospedal llegó y se acabó. El PP ha sido como un paréntesis en los proyectos que había para Guadalajara. Ya es hora de que llegue un nuevo Gobierno que retome esos proyectos.
    Pero lo del convenio con Madrid ya estaba solucionado.
    Castilla-La Mancha ha estado sin convenio sanitario, por primera vez en su historia, con el Gobierno de Cospedal. Eso hay que decirlo. Sólo un mes antes de que se celebrasen las elecciones de Castilla-La Mancha se acordó de que llevaba cuatro años sin él. Oye, y el PP de aquí sin decir nada.  Y ahora que hay convenio sanitario y que ha dicho el presidente de la Comunidad Autónoma que lo que quiere es mejorarlo, que no puede ser que un ciudadano de aquí, por recibir la misma atención sanitaria que uno de Madrid, tenga que pagar el doble, ahora el PP empieza a buzonear mentiras. Son mentirosos patológicos. 
    ¿Y eso no está relacionado con el tema de las competencias autonómicas? ¿No tiene la sensación de que la gente empieza a estar cansada de tanta competencia autonómica, que algunas materias, como la Sanidad, estarían mejor en manos del Estado?
    Y sin embargo, qué  hubiera sido de Castilla-La Mancha sin un Gobierno que se preocupara directamente por los problemas de sus ciudadanos. Una región que no tenía universidad y que hoy tiene. La hay en Castilla-La Mancha y la hay en Guadalajara, con la de Alcalá. Por cierto, estoy muy preocupada porque la subida de tasas de las universidades de Madrid han sido las más altas de todo el país. Han subido por encima del 60 por ciento. Muchos estudiantes de Guadalajara están pagando unas tasas que son absolutamente injustificadas. Qué hubiera sido de Castilla-La Mancha sin un gobierno que defendiera las infraestructuras, sin un Gobierno que se preocupara por los colegios rurales. Castilla-La Mancha ha tenido una política pensada y diseñada para sus ciudadanos a raíz de tener un Gobierno autónomico. Así que son necesarias. Pueden haberse cometido excesos, pero hoy hay que plantearse un cambio y caminar hacia un modelo federal, que es la propuesta del Partido Socialista.
    Oiga, el bipartidismo llega a estas elecciones tocado. ¿Se atreve a pronosticar cuál será el panorama tras el 20 de diciembre?
    Plural. El otro día estuve en un debate en el que había cinco fuerzas políticas, el PP, el PSOE, Ciudadanos, Podemos e Izquierda Unida. Yo creo que el pluralismo político ha venido para quedarse. Hace tiempo que los sociólogos hablan de que las sociedades se han hecho más ricas y complejas. Eso se extiende también a la política. El pluralismo político será una seña de identidad de este tiempo. Ahora bien, dicho esto, creo que si los ciudadanos quieren un cambio, el único que puede hacer ese cambio, y lo digo con toda la humildad y contundencia, es el PSOE. Es el único que tiene la capacidad real de gobernar y cambiar el Gobierno de nuestro país. Será un escenario plural, pero el único que puede hacer ese cambio de política es el PSOE. Porque no sólo necesitamos cambio de políticos, también lo necesitamos de política. Ciudadanos no deja de ser la misma política que la del PP, pero con una cara más amable. El PSOE es la única fuerza de Gobierno que puede hacer un cambio en este país.
    ¿Cuando  habla de pluralismo se refiere a que habrá que hacer pactos?
    Me refiero a que yo creo que no va a haber mayorías absolutas. Es que en este último mandato ha sido tan terrible. No ha sido mayoría absoluta, ha sido un rodillo absoluto. No ha habido nada de diálogo ni de debate. Se ha roto el pacto de Toledo, que era la joya del diálogo. Vamos a un tiempo político sin mayorías absolutas, pero sí es necesario que haya mayorías claras y suficientes para hacer el cambio que este país necesita.
    ¿Y si hay que elegir pareja de baile con cuál nos quedamos?
    En este momento el Partido Socialista sale directamente a ganar las elecciones, aquí en Guadalajara y en todo el país.