Maristas, toda una lección de deportividad
El equipo de fútbol sala infantil de Maristas ha acaparado los focos mediáticos durante la semana. No ha ganado la liga y posiblemente no lo haga cuando aún quedan tres jornadas para que ésta concluya, pero sí ha firmado un gesto que no estamos acostumbrados a vivir ni siquiera en el deporte profesional.
El pasado sábado disputaba un partido decisivo frente al Rayo Guadalajara, en el que una victoria daba a Maristas el primer puesto de la tabla y la derrota le hacía despedirse del título. Y el choque no pudo ser más emocionante. Llegó al último minuto con un gol de Maristas que hacía el 6-6. En ese momento se produjo un encontronazo entre dos jugadores, uno de cada equipo, sin ninguna consecuencia. El jugador de Maristas se levantó pero el del Rayo Guadalajara se quedó en el suelo. El árbitro no observó nada punible, dio continuidad al juego y Maristas logró el empate.
Raúl, el entrenador de Maristas, consideró que el gol, aunque legal, no debía de haber subido al marcador y ordenó a sus jugadores que tras el correspondiente saque de centro por parte del Rayo Guadalajara, se apartasen para que sus rivales lograsen otro gol. Pero el jugador del Rayo Guadalajara erró en su lanzamiento y el balón salió fuera. Entonces, el portero del Maristas, en lugar de poner el balón en juego para tener opción de marcar en la última jugada, se lo dio a su compañero en la línea propia de gol para que disparara contra su propia portería. Maristas se marcó el gol en propia puerta y el árbitro pitó el final del partido con el resultado de 6-7.
Mamés, Pedro, Guillermo, Alfonso, Ladero, Jorge, Parlorio, Alvaro, Rodrigo, Manuel, Pablo y el entrenador Raúl seguramente hayan perdido la liga con ese gesto pues deben ganar los tres partidos que restan y que Rayo Guadalajara pierda dos, algo impensable. Sin embargo dieron una lección de deportividad poco habitual que creemos merece el reconocimiento general.