Marquina
Descanse en paz este hombre que por méritos propios forma parte ya de la galería de personas ilustres de Guadalajara.
Queremos comenzar esta semana nuestro comentario lamentando el fallecimiento del escritor y poeta Francisco García Marquina, referencia en el mundo de las letras alcarreñas y de la cultura con mayúsculas, biógrafo del premio Nobel, personaje amable, ingenioso, culto y sencillo, hombre que supo grajearse el cariño y el reconocimiento de la mayoría, sino de todos. Su desaparición es una gran perdida para la ciudad y en especial para su familia y sus muchos amigos a los que desde estas líneas transmitimos nuestro más sentido pésame. Tuvimos algún trato con él por Nueva Alcarria y el honor de compartir en la misma edición el premio que nos otorgó la Fundación Siglo Futuro. De él, como de todo creador, nos queda su obra, en su caso muchos libros, ensayos, poesías y artículos en prensa que nos permitirá mantener su recuerdo para siempre más allá de las vivencias que cada cual compartiese en vida. Descanse en paz este hombre que por méritos propios forma parte ya de la galería de personas ilustres de Guadalajara. Ha sido sin duda su muerte una mala noticia en este inicio de nuevo año que viene marcado por la preocupación ante un aumento de contagios que no da respiro.
A estas alturas de la pandemia podríamos decir que solo sabemos que no sabemos nada pero seguro que el mundo científico encuentra respuestas a esas mutaciones del virus, incluso entienden como normal su comportamiento por mucho que a nosotros parezca sorprendernos. Si echamos la mirada atrás recordamos que a lo largo de la historia siempre han existido, cíclicamente, pandemias que se han prolongado en el tiempo también durante varios años causando siempre estragos en la población y hambruna. Hoy el mundo está mejor comunicado, hay más medios sanitarios y los gobiernos dan ayudas concretas a las personas para paliar su precariedad económica. Faltaría más que las sociedades no estuviesen cada vez mejor preparadas para responder a las emergencias. Los servicios públicos son mejores, aunque les falten medios ante tanta exigencia y la ciencia sabe más. Hoy solo podemos confiar en las distintas autoridades y quienes somos creyentes rezar para que este año entrante sea el último del ciclo de esta pandemia.