Más de un millar de personas asistieron en silencio al entierro de Miguel Ángel Hernando

La noticia de una nueva detención relacionada con el asesinato de Miguel Ángel Hernando, sacudió ayer una dura jornada protagonizada por el adiós definitivo a este joven cifontino de 30 años. Se trata de un varón de 37 años que fue arrestado en Miguel Esteban, en Toledo. Por su parte, el asesino confeso detenido el miércoles en Cifuentes se encontraba ayer a la espera de declarar. Mientras tanto, cerca de un millar de vecinos de toda la comarca asistieron al funeral del joven, caracterizado por un silencio que sólo fue roto por las palabras de aliento que dedicó el párroco antes de que el féretro hiciese su entrada en la iglesia de El Salvador.
La jornada de luto oficial decretada ayer en Cifuentes se vio interrumpida con la noticia de una nueva detención relacionada con el asesinato de Miguel Ángel Hernando, después de que desapareciera en la tarde del lunes. El arresto de un varón de 37 años se produjo a las 5.30 horas en el municipio toledano de Miguel Esteban, sumándose así a la detención en la madrugada del jueves de J.A.M.G. de 41 años, primo segundo de la víctima. Este familiar confesó ese mismo día ante la Guardia Civil de Cifuentes el asesinato del joven electricista, cuyo cuerpo había depositado en un paraje al margen de la N-204, a su paso por la vecina localidad de Gárgoles de Abajo.
Esta nueva detención en Toledo fue confirmada ayer por el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Máximo Díaz Cano, durante una rueda de prensa en Cuenca, aunque reconoció no tener constancia de que como en el primer acusado existiera una relación familiar con la víctima. Mientras se desvela la implicación de este nuevo detenido en el caso que sigue bajo secreto de sumario, el primo de la víctima se encontraba ayer en las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, a la espera de ser interrogado por el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de la capital. La investigación para llevar a cabo esta nueva detención fue desarrollada conjuntamente por agentes de la Comandancia de Guadalajara y de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
El cuerpo del joven, que fue trasladado el miércoles al tanatorio de Guadalajara, tuvo que ser sometido a un examen forense, por lo que hasta las 23.00 horas de ese mismo día no quedó abierta la capilla ardiente. No obstante, desde horas antes ya se podía ver a familiares y amigos en los alrededores del tanatorio. Ya en el día de ayer, a las 18.00 horas, se produjo el adiós definitivo al joven por parte de cerca de un millar de personas que se concentraron en los alrededores de la parroquia de El Salvador, en Cifuentes. Antes de que las campanas marcasen la hora fijada, vecinos de toda la comarca se apostaron a las puertas del templo, acompañando con un silencio sepulcral a la familia, que aguantaba a duras penas sin derrumbarse. Pasadas las 18.00 llegó el féretro del joven, cuya salida del vehículo hizo que todos los presentes, gran parte de ellos jóvenes, contuviesen la respiración. El silencio, por tanto, no se rompió hasta que el párroco, Félix Herranz, se acercó hasta el ataúd para pedir a la familia que no cese en su esperanza.
Siguiendo el cuerpo sin vida del joven entró su familia, acompañada por centenares de personas que rápidamente llenaron el templo. Ello hizo que muchos vecinos tuvieran que quedarse fuera de la iglesia, desde donde trataron de seguir lo que sucedía en el interior. Tras las lecturas correspondientes, que incidieron en la misericordia y la compasión, el párroco dedicó unas palabras a la familia de Miguel Ángel, a pesar de lo difícil que resulta en un momento como éste. Cuesta mucho trabajo al tratarse de una muerte prematura que todos lloramos, expresó con emoción el cura, quien señaló que hacía tiempo que no sufríamos un acontecimiento tan lamentable en este pueblo.
Desconcertados, apenados y hasta indignados. Con estas palabras expresó el párroco los sentimientos de la comunidad, por ello, lo primero que debo hacer es condenar la violencia, toda clase de violencia. En este sentido, recordó unas palabras del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, don José Sánchez, a raíz de los atentados del 11-M. Nadie tiene derecho a quebrantar la vida y la salud de otras personas. Quienes lo hacen, además de cometer un pecado contra Dios y contra el hombre, se envilecen y degradan hasta una condición infrahumana.
El párroco se dirigió especialmente a la familia cuando les pidió que no echaran la culpa a Dios o a la sociedad en general. El mal viene de la avaricia que nace en el corazón de los hombres. Para combatirlo, juntémonos con personas de buena voluntad, y la bondad nacerá entre nosotros. Por último, recordó a los padres del asesinado que ahora estáis en el calvario con vuestro hijo, pero tened confianza en la vida eterna. Con el amor de Dios padre, Miguel Ángel conseguirá la paz y el descanso eterno.