
Matrix Resurrections: Dejen las expectativas en casa
Seamos sinceros, como espectadores somos un poco como el Perro del Hortelano. Queremos más de lo mismo, pero distinto. Sobre todo con las secuelas y los reinicios de sagas. Por eso es tan fácil que nos pongamos pejigueritos cada vez que una ve la luz: que si esto es lo mismo de siempre, que si han destrozado mi infancia, que si han traicionado el espíritu de no se qué personaje… Y así con todas las variables posibles.
La crítica es comprensible. Hollywood quiere ganar dinero y parece que esto de las franquicias es la forma más fácil de conseguirlo… Y nosotros les compramos la fórmula, aunque protestemos un poco para disimular. Por eso los productos de autor, las películas que se salen de esas franquicias o pretenden ser originales, tienen estrenos cada vez más discretos.
En el caso de Matrix, Lana Wachowski ha decidido aprovechar todo esto a su favor para construir un producto heredero de la saga a la que pertenece, pero a la vez con personalidad propia. Autoconsciente de lo que el público espera de él y del motivo por el que ha visto la luz: el dinero; y sin embargo, con un espíritu revolucionario que conecta esta entrega con la primera película de la saga, aunque renovando totalmente el mensaje.
Han pasado ya más de 20 años desde que el Matrix original nos hiciera preguntarnos si nuestro mundo es real o solo una simulación en la que vivimos mientras unas despiadadas máquinas nos chupan la energía… literalmente. El sacrificio de Neo y Trinity en la tercera entrega de la saga permitió establecer una tregua.
Ahora, en Matrix Resurrections nos encontramos a un Neo que forma parte del sistema que pretendía derrocar, en todos los sentidos, como diseñador de un juego de ordenador creado por él mismo a partir de su propia historia. Un Neo mayor y cansado al que observan un grupo de nuevos y jóvenes revolucionarios. ¿Serán capaces de hacerle despertar, otra vez? Y lo más importante: si él aún sigue vivo, ¿lo estará también Trinity? ¿Tendrá alguna posibilidad de dar un final feliz a su trágica historia de amor? ¿Son el amor y la fe en el otro suficientes armas para vencer al sistema?
Si hay algo injusto que se puede decir tras ver esta cuarta entrega de Matrix es que se trata de una película vacía o innecesaria. Porque precisamente, si algo ha hecho Lana Wachowski es dotar de contenido, mucho, y sentido a esta nueva entrega. Otra cosa es que guste lo que propone, en cierta forma, una relectura de todo lo dicho hasta la fecha, más hijo de los tiempos que corren actualmente que de los que vieron nacer el primer largometraje.
Matrix Resurrections no pretende devolvernos un Neo dispuesto a ajustar cuentas con las máquinas, sino a un hombre mayor y cansado que quiere encontrar al amor de su vida. Y Trinity ya no es la simple escudera y apoyo del héroe. Matrix ha cambiado y hasta las máquinas pueden estar en el bando de los buenos, porque no hay seres malvados en sí mismos, sino sistemas injustos. Puede que sus escenas de acción no luzcan tanto como las de las películas anteriores, pero sí lo hace su sentido del humor y el cariño que se nota en Keanu Reeves y Carrie-Ann Moss a la hora de retomar sus personajes. Y no sólo eso, hasta podría decirse que la propia Lana Wachowsky ha decidido arrojar un buen puñado de luz sobre una obra que termino con un amanecer, sí, pero también con más de un nubarrón.
Si hace 20 años nos dejamos llevar por la pregunta ´qué es Matrix´, ahora es el momento de olvidar las expectativas en casa y dejarse sorprender por un mundo que ya conocemos, pero que quiere redefinirse.
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The Matrix Resurrections (2021, USA)
Dirección: Lana Wachowski
Reparto: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Jada Pinkett Smith.