Mayo se despide

31/05/2020 - 13:30 Pedro Villaverde Martínez

La vida, como alguien dijo consiste en un caer y levantase. Nosotros quisiéramos no tener que caer, pero como esto puede ocurrir, que tengamos fuerzas para levantarnos y fortalecidos. 

Uno de los meses aparentemente más agradables de nuestro calendario se nos despide para dar paso a ese mes de junio con preludio del siempre apetecido verano aunque sólo sea por aquello de las vacaciones. Cada cual, no obstante, tendrá sus preferencias. A nosotros particularmente nos cae muy bien aunque sólo sea porque en él tuvo lugar nuestro nacimiento. Sin duda que todos los meses tienen sus encantos y en todos ellos hay onomásticas muy queridas, algunas  para todos y otras para cada cual. 
Este año, si echamos la vista atrás ha sido un mes que ha ido de menos a más en cuanto a salidas a la calle, apertura de negocios, recuperación de libertades, aunque queda todo el mes de junio para volver a la vida de antes, o más o menos.  La política ha estado un tanto revoltosa y esperamos que el verano, ya inminente, pueda ser disfrutado lo mejor posible por todos, ahora que parece, al menos dentro de nuestro país, que podrá haber turismo, tan necesario para nuestra economía y para el descanso de mentes y cuerpos. Arrastramos problemas cuyas consecuencias iremos padeciendo. Pero pongámonos optimistas y seamos de los que siempre ven el vaso medio lleno. Sin duda ya hemos afirmado en otras ocasiones que el optimista ve una oportunidad en toda calamidad, mientras el pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.
La vida, como alguien dijo consiste en un caer y levantase. Nosotros quisiéramos no tener que caer, pero como esto puede ocurrir, que tengamos fuerzas para levantarnos y fortalecidos. La vida en general es maravillosa y mucho más si todos hacemos por conseguir que así sea. Puede que más de uno nos tache de ingenuidad, más viendo la división política existente y la crisis económica que ya tenemos encima sin haber superado la sanitaria, pero que piense que existe la realidad y el deseo y mejor será tener buenos deseos y esperanza que meternos en el pesimismo que nos haría sufrir. No queremos, pues, pecar ni de pesimismo, ni de optimismo, pero puestos a elegir seamos  optimistas, pues esa postura acabará haciéndonos más felices o, menos infelices. Y por hoy vamos a pensar que los problemas que nos acucian tienen solución y que entre todos la vamos a encontrar.