“Me estoy sacando el carné de conducir porque Renfe no funciona”
Raquel Moreno Pérez es uno de tantos usuarios que necesita a diario un tren puntual y fiable que la lleve desde Guadalajara hasta Alcalá de Henares, lugar donde trabaja. “Raro es el día que el Cercanías llega a su hora”, señala.
Todas las mañanas coge el tren de las 09.27 horas “y a menudo el retraso ronda los diez minutos”. Ella, como buena ciudadana, es de las que usa el transporte público por convencimiento, pero, tras los últimos retrasos y cortes provocados por amenazas de huelga y descarrilamientos en Madrid, ahora lo tiene más claro que nunca: “De nada sirve que sea gratis si no me da servicio, por lo que me estoy sacando el carné de conducir”.
El martes pasado, sin ir más lejos, cuando descarriló un tren en Madrid, “tuve que esperar 40 minutos en la estación de Alcalá de Henares, lo que provocó que llegara tarde al dentista”.
La situación ha llegado a tal extremo que, en ocasiones, tiene que desplazarse un familiar suyo para recogerla y transportarla hasta el lugar donde desarrolla su labor profesional, “lo que supone un gasto innecesario y evitable de tiempo y dinero”.
Y cuando resulta imprescindible estar a tiempo en el trabajo “prefiero quedarme en casa de mi abuelo, que vive en Alcalá de Henares y de este modo sé que voy a llegar”, prosigue.
Raquel ha tenido que realizar una inversión superior a 500 euros en la autoescuela a la que acude a diario para cambiar un transporte público gratuito, por uno más fiable, pero privado, con los gastos y el impacto ambiental que ello origina.
“Hubiese preferido que el tren hubiera sido de pago, como antes, pero que al menos funcionara como debe”, critica.
Ella cree que la solución pasaría por hacer un sistema de transporte más eficaz y coordinado, pero para ello hay que mejorar las infraestructuras”, asevera. Entre tanto, Renfe ha perdido a una usuaria difícil de recuperar.