Mercedes Maza: “Todos mis clientes han sido especiales, la mayoría son amigos”
Tras 42 años al frente de Gestoría Maza, se jubila de una profesión “bonita pero sacrificada”.
La Gestoría Maza es uno de esos negocios que todo vecino de Guadalajara conoce. Por haber precisado de sus servicios o porque lo haya necesitado un amigo o conocido, todos conocíamos la existencia de esta gestoría. Ahora, 42 años después, se ha integrado en el Grupo Peñas y Mercedes Maza ha decidido jubilarse. Reconoce que tiene “sentimientos encontrados” porque “por un lado voy a tener tiempo para dedicarme a mi y a disfrutar de mis dos nietas, porque de mis hijos he disfrutado poco, pero por otro lado pienso que me va a sobrar tiempo. Me apuntaré a actividades porque sino tendré demasiado tiempo libre para mi, no puedo pasar de trabajar mañana y tarde a eso”. Además asegura que no quiere perderse más viajes “ahora mis amigas están de vacaciones y yo no puedo porque estoy haciendo las rentas, así que en cuanto pueda me voy a apuntar a todos esos viajes. Algo tendré que hacer porque sino va a ser muy aburrido”.
Mercedes ha dedicado toda su vida profesional al despacho de la gestoría: “Lo abrí en 1982 cuando terminé la carrera en la Complutense, tenía 25 años”. Al principio estuvo en Calle Mayor número 16, unos 15 años, y luego pasé a Virgen de la Soledad. Explica que “empecé con cosas sencillas como certificados de nacimientos o defunción, permisos de armas o licencias de caza. Poco a poco me fue conociendo la gente y empecé a llevar autónomos. Ahora Guadalajara es más grande pero antes éramos cuatro gatos, y me conocían por el boca a boca”.
Define su profesión de la siguiente manera: “Es bonita, porque ayudar a los demás es bonito, pero dura y sacrificada“. Comenta que en épocas de mucho trabajo como en la renta o final de trimestres hay que trabajar mañanas y tardes incluso los fines de semana, y que jugar con plazos es complicado. “Menos mal que desde el principio tuve una empleada, que además es prima mía, con la que me he entendido muy bien y hemos podido sacar todo el trabajo adelante. Además ahora ella se queda con José Miguel Peñas, que era una de mis preocupaciones”.
Aunque está satisfecha con su labor y tiene muchos recuerdos buenos, también han tenido momentos malos, sobre todo en la época de la crisis ya que “hubo mucha gente que tuvo que cerrar, lo pasó mal, y eso me afectó, aunque por suerte la gran mayoría han podido remontar”.
En estos 42 años han cambiado muchas cosas, sobre todo la manera de trabajar. Explica Mercedes que “antes todo era a mano y ahora todo está digitalizado. He llegado a hacer seguros sociales y rentas a mano. Al poco de empezar llegaron las impresoras, pero que nada tienen que ver con las de ahora, cuando todo está informatizado y con los certificados electrónicos es todo muy telemático, no tiene nada que ver”. De hecho, y para que los más jóvenes se hagan una idea, empezó con máquina de escribir, algo que parece muy lejano. “Hasta los años 90 no empecé a hacer rentas con el ordenador”. Admite que ahora todo es más fácil, pero hecha de menos una cosa, el contacto con la gente: “Antes conocías a todos los que trabajaban en las administraciones porque ibas personalmente a hacer los trámites, y ahora no nos quieren ni ver, todo es por registro electrónico o por teléfono. Es más fácil, pero no hay el contacto humano de antes”. Esto se ha agudizado desde la pandemia, y es uno de los motivos que ha hecho que opte por la jubilación aunque pensaba seguir algunos años más: “Desde la pandemia no podemos ir a ningún sitio. Hasta ese momento, aunque había ordenadores, podías ir a la Seguridad Social o Hacienda y te atendían, pero desde la pandemia nada, no te ayuda nadie, y si tienes un problema te las ves y te las deseas para solucionarlo. Eso es algo que estos últimos años me ha quemado mucho. De hecho tenía pensado ejercer hasta los 70 años, no me habría importado reduciendo el nivel de trabajo, pero llevamos unos años insoportables, y cuando surgió la posibilidad de que José Miguel Peñas me hiciera una compra de la unidad de negocio, no lo pensé. En cuanto termine las rentas, me despido” asegura entre risas.
Termina acordándose de sus clientes, en plural, porque Mercedes recuerda a todos con la misma importancia y cariño: “No recuerdo ninguno en especial. Todos mis clientes han sido sencillos, trabajadores, humildes. Solo querían sacar adelante su pequeño negocio y todos han sido especiales. Ahora me hacen regalos y me dicen lo que me van a echar de menos. He dado con buena gente y todos son especiales y guardo buen recuerdo de ellos, la mayoría se han convertido en amigos”.