Miles de alcarreños dieron la bienvenida a los Reyes Magos gracias a que la lluvia hizo un paréntesis

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: B. P. O.
Aunque no se retrasó tanto como en el famoso año de las mulas revoltosas –2006– la salida de la cabalgata de Reyes Magos sufrió también un retraso sobre el horario inicial. El desfile logró convencer a los pacientes espectadores que aguardaron a temperaturas muy bajas pero, afortunadamente, sin lluvia para ver a Melchor, Gaspar y Baltasar. Junto a ellos, las carrozas, los caballos, los bueyes, los camellos, las bailarinas, los pajes y los espectáculos de fuego fueron los reclamos más importantes del multitudinario desfile. Los espectadores, niños y mayores, aguardaron a la comitiva con los paraguas abiertos y dados la vuelta para conseguir el mayor número de caramelos posible.
El preludio del día del año más esperado por los niños y no tan niños se festejó por todo lo alto con una cabalgata de Reyes vistosa, con un sorprendente espectáculo visual y, sobre todo, con la ilusión en las caras de los más pequeños de la casa, boquiabiertos con la llegada de Sus Majestades los Reyes de Oriente y su corte de animales.
Superar el éxito de ediciones pasadas resultaba complicado, sobre todo teniendo en cuenta que este año el Ayuntamiento contaba con menos presupuesto para organizar el programa navideño. No obstante, el esfuerzo de los organizadores y la entrega de los participantes en el desfile permitieron que el resultado final fuera satisfactorio. La recompensa para todos ellos llegó en forma de la sonrisa que dibujaba el rostro de cientos de niños al paso de la comitiva. En total, el Ayuntamiento organizó un desfile con seis carrozas, 60 animales y unos 500 figurantes. Entre los animales, los que más llamaron la atención fueron los camellos y dromedarios, los bueyes y, sobre todo, los caballos, algunos de ellos con un porte espectacular. En esta ocasión, sin embargo, se echó de menos la presencia del elefante que en otras ediciones era el medio de transporte del rey Baltasar. De hecho, este rey, acompañado por su corte de súbditos, llegó a pie hasta la capital, al igual que se vio obligado a hacer Melchor, después de que su camello se pusiera nervioso con la presencia de tantos espectadores.

Después del desfile realizado por las vías más concurridas del casco histórico, –partiendo desde el Alcázar– los Reyes Magos fueron recibidos en San Ginés por centenares de personas que asistieron a la tradicional adoración al Niño Jesús del Belén que se ubica frente a la parroquia. Además, en este mismo punto se instaló un escenario en el que se celebró un espectáculo de animación.
A continuación, los monarcas siguieron su camino por Boixareu Rivera hasta desaparecer en el Fuerte de San Francisco al tiempo que su magia, en forma de fuegos artificiales, brindó un espectáculo de luces y colores como preludio festivo de su gran día.
Cerca de 400 antorchas fueron utilizadas para iluminar a los miembros de la comitiva a su llegada a la ciudad para repartir los presentes entre todos los hogares alcarreños. En el apartado musical, se pudo escuchar música oriental, así como sonidos de percusión, con tambores y cuernos, encargados de amenizar y anunciar por todo lo alto la ilustre visita.
Centenares de kilogramos de caramelos se lanzaron desde los carruajes entre los asistentes a la cabalgata, aunque no hubo ni balones ni peluches, como en otras ocasiones. Para cazar los dulces, los ingeniosos ciudadanos idearon un sistema de recogida a través de los paraguas, colocados en el suelo de forma invertida. Los niños se decantaron por el sistema tradicional, yendo raudos y veloces a por los caramelos abandonados.
La Policía Local se encargó de controlar el tráfico, que se volvió denso en el centro durante el tiempo de celebración de la cabalgata. El 112 y otros trabajadores del Consistorio, así como de la empresa Trimax, se encargaron de que todo discurriera con normalidad.