Mirando al futuro, los Salesianos vivieron un emotivo acto de graduación
Además de estudiantes y profesores, también participaron familiares, amigos y antiguos alumnos.
El pasado jueves tenía lugar la graduación de los alumnos de 2° de Bachillerato del Colegio Salesianos. Fue un acto emotivo que contó con la presencia de amigos y familiares de los graduados, además de responsables del centro y miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos y Alumnas (Alumni).
Tutores, delegados de curso, directivos del colegio y antiguos alumnos compartieron experiencias en un encuentro que en el que también se llevó a cabo la imposición de la beca y entrega de medalla recuerdo a los graduados.
Los tutores dirigieron unas emotivas palabras a los jóvenes.
Los tutores se dirigieron directamente a quienes han sido sus alumnos. “Gracias por mantener hasta el final ese tira y afloja que es la educación, por dejaros enseñar, que no aborregar, por los ratos de risa y confidencias, pero también lo de crítica y tensión, por enarbolar la bandera del derecho a equivocarse y aceptar el deber de aprender de los errores, por dar sentido a nuestra vocación”, apunto Darío Pérez. “Perdón por haberos dicho que no en multitud de ocasiones (…) Formar a los adolescentes no siempre es agradable. Hay ocasiones en las que no queda más remedio que decir lo que se piensa abiertamente. Ahora bien. Tener la seguridad de que ha sido porque estábamos convencidos de que era la mejor manera de educaron”, continuó David de Lucas. Y finalmente remató César Clemente, dándoles “ánimo” porque “a la salida del Colegio os espera una nueva vida, pero me atrevo a decir que no debéis tener miedo. Habéis dedicado varios años a vuestra formación y tenéis un bagaje suficiente para mirar al futuro con ilusión y esperanza”.
Los alumnos también tomaron la palabra, representados por sus delegados de clase.
La respuesta les llegó desde los delegados de curso. Claudia Toledo reconoció que “hoy nos despedimos del lugar que nos ha hecho convertirnos en las personas que somos (…) Cada uno nos habéis dado lo mejor de vosotros, dentro y fuera del aula”. En ese sentido, Daniel Sánchez ahondaba en que “este centro no solo ha hecho una labor educativa sobre sus alumnos, sino que también nos ha enseñado sus valores, como la humildad, la sencillez y la empatía, que nos acompañarán en el futuro. Y por último, María Lázaro, por su parte, destacaba que “lo que más agradecemos de estos años a nuestra generación es ese gran vínculo que se ha formado y que prevalecerá en un futuro, haciendo que esto quede en nuestros corazones”.
Representantes de la Asociación de Antiguos Alumnos.
Prueba de ello fue precisamente la presencia de representantes de la Asociación de Antiguos Alumnos en el Actos, tres antiguos estudiantes que cumplían 25 años desde su propio acto de graduación. María José Rojo les recordó que “os lleváis una manera de vivir, la nuestra, la salesiana, esa alegría que Don Bosco nos pide. Que se note siempre en este camino que vais a comenzar lleno de aventura y retos”. Jaime de la Heras les mandó un mensaje que sin duda recordarán en el futuro: “El camino hacia la felicidad no siempre es directo y no siempre se acierta a la primera. A veces, debemos ser pacientes y tenemos que dar una vuelta hasta encontrar el camino adecuado”. Y por último, Alfonso Santos les abrió las puertas de la Asociación, incluso a la hora de desarrollar su futuro profesional. “Creemos firmemente en la buena labor que un conjunto tan extenso de personas, como son los antiguos alumnos de este colegio, hacen en la sociedad”. Además, incidió en la importancia de ser “honrados, honestos y leales” tanto en el trabajo como en la vida y les recordó que, parafraseando a Ortega y Gasset, “sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo cabe progresar cuando se piensa a lo grande”.
Un esperado reencuentro
El acto de graduación no solo sirvió para reunir a los graduados con sus amigos, familiares y profesores, también fue una excusa perfecta para que varios de los alumnos que cumplían ese 25 aniversario de su graduación pudieran reencontrarse. En una animada cena aprovecharon para compartir risas, recuerdos y planificar futuros encuentros, confirmando que la experiencia salesiana es más que el paso por un centro, es una experiencia capaz de marcar e influir en toda una vida.