Mujeres en Europa
01/10/2010 - 09:45
El comentario
Francisco Muro de Iscar Periodista
La Unión Europea podía haber optado por una mujer para la presidencia europea y habría dado un salto cualitativo en el despegue de las políticas hacia las mujeres en el mundo, pero ha preferido dar el cargo a un belga competente pero gris y sólo se ha atrevido a colocar a una inglesa como número 2, como voz de Europa ante el mundo.
Hemos perdido una oportunidad histórica porque era un momento para situar a una mujer -había varias candidatas tan válidas por lo menos como cualquiera de los candidatos masculinos- en la cabeza de la nueva Europa pero no para gobernar como un hombre sino para dar un cambio en las políticas europeas desde una sensibilidad diferente. No se han atrevido a un giro que hubiera servido más que cualquier campaña sobre el acceso a la educación, la violencia de género o la igualdad. Y no se trata de discriminación positiva sino de no discriminar a una mujer por el hecho de serlo.
En España sucede más o menos lo mismo. Las mujeres están en la administración y en las instituciones casi de forma masiva en las zonas bajas o medias, pero no llegan al poder real salvo excepciones ni son lo que deberían en empresas, en la judicatura o en el Parlamento, por sólo poner tres ejemplos. Seguimos siendo una sociedad masculinizada. Sólo hay una líder de un partido, minoritario, en un mundo dirigido en su inmensa mayoría por los hombres. Y no sería malo ver si esa diferencia de ver la política y la vida que tienen muchas mujeres podría servir para dar un giro a la estéril forma de organizar la política que vienen demostrando los hombres que nos gobiernan. En Europa y en España.
Pero quizás tienen razón los poetas. Escribe Jesús Munárriz unos hermosos versos. No busques la verdad entre los triunfadores:
prefieren la eficacia. No busques la belleza entre los poderosos:
prefieren el dominio. No busques el amor entre los importantes:
prefieren el control.
Y aunque él termina hablando de buscar entre los pobres, si me lo permiten podríamos buscar el cambio entre las mujeres para alcanzar una sociedad más justa, más solidaria, menos mercantilista, con mayor sentido común, más humana. Llegará, ya lo verán.
En España sucede más o menos lo mismo. Las mujeres están en la administración y en las instituciones casi de forma masiva en las zonas bajas o medias, pero no llegan al poder real salvo excepciones ni son lo que deberían en empresas, en la judicatura o en el Parlamento, por sólo poner tres ejemplos. Seguimos siendo una sociedad masculinizada. Sólo hay una líder de un partido, minoritario, en un mundo dirigido en su inmensa mayoría por los hombres. Y no sería malo ver si esa diferencia de ver la política y la vida que tienen muchas mujeres podría servir para dar un giro a la estéril forma de organizar la política que vienen demostrando los hombres que nos gobiernan. En Europa y en España.
Pero quizás tienen razón los poetas. Escribe Jesús Munárriz unos hermosos versos. No busques la verdad entre los triunfadores:
prefieren la eficacia. No busques la belleza entre los poderosos:
prefieren el dominio. No busques el amor entre los importantes:
prefieren el control.
Y aunque él termina hablando de buscar entre los pobres, si me lo permiten podríamos buscar el cambio entre las mujeres para alcanzar una sociedad más justa, más solidaria, menos mercantilista, con mayor sentido común, más humana. Llegará, ya lo verán.