Navidades entrañables

23/12/2017 - 11:45 Pedro Villaverde Martínez

Seguiremos con el humor necesario y la alegría suficiente celebrando unas Navidades más, que siempre deberían y deben ser felices.

Venimos ya hablando desde hace tiempo de los entrañables días de la Navidad. Todo son palabras de felicidad y buenos deseos cuando el calendario llega a estas fechas. Son días de paz y de bien. Sin embargo la realidad, cuestión palpitante, está ahí tozuda para demostrarnos que todos esos buenos deseos de paz y felicidad no son la realidad deseada. La gente en general quiere la fiesta junto con el bienestar y que la dejen en paz, pero ese ser antisocial por vicio, y ahí que cada cual ponga los que quiera, se empeña en empañarla por unas u otras causas. Nos gustaría más bien hablar hoy de esos entrañables días y de algunas de sus tradiciones que sobre todo en los pueblos se celebraban y siguen celebrando con gran algarabía y disfrute para chicos  y mayores, como eran esos inocentes en los que el pueblo era “tomado” por la juventud que se convertía con sus autoridades correspondientes en gobernantes por un día y que era una festividad disfrutada por todos. Sólo esa festividad nos daría para mucho más espacio y nosotros sólo la mencionamos sabedores que lo entenderán muy pocos. Mi pueblo, como ya hemos dicho en otras ocasiones, es un rincón metido entre montañas casi inaccesibles pero de incomparable belleza. Sus habitantes tenían que salir para ganarse la vida con su mula y pez y aguarrás ... como mercancía principal para hacerse con unos duros, pues era así de compleja y difícil…Muchos de los que leáis estas líneas sólo podréis comprenderlo si ya habéis oído hablar de lo que era un arriero. El espacio nos impide ser más explícitos pero no queremos que en estos tan entrañables días y que nosotros convertimos con frecuencia en tiempos ordinarios... pasen sin mencionar esas tradiciones que vivimos de pequeños y que suponemos sólo el recuerdo puede hacerlas actualidad. Hablaremos algo de ellas en otros comentarios. Seguiremos con el humor necesario y la alegría suficiente celebrando unas Navidades más, que siempre deberían y deben ser felices y dichosas  para todos,  pues no olvidemos que la fiesta es más si es compartida. Y si lloviera un poco o bastante  por algunos lugares que parecen estar reñidos con el agua todos nos alegraríamos, pues el agua es elemento esencial para la vida.