No a la reforma de la ley del aborto
01/10/2010 - 09:45
Cartas al director
MARÍA CRESPO GARRIDO / Diputada Regional del Partido Popular por Guadalajara
Yo estoy claramente en contra de la reforma que el gobierno pretende imponer; sin consenso, sin que responda a una demanda social y sobre todo una modificación que no constaba en su programa electoral, por lo que Zapatero está engañando a quienes le votaron.
La liberalización del aborto la propuso el gobierno tras la reunión que mantuvo con los dueños de las clínicas abortistas que estaban practicándolos fuera de la ley. Y, bajo la excusa de la necesidad de ampliar derechos, ampararán a quienes actuaban al margen de la legalidad.
La liberalización del aborto la propuso el gobierno tras la reunión que mantuvo con los dueños de las clínicas abortistas que estaban practicándolos fuera de la ley. Y, bajo la excusa de la necesidad de ampliar derechos, ampararán a quienes actuaban al margen de la legalidad.
Ciento veinte mil abortos al año no puede ser un derecho, porque se está decidiendo sobre la vida de otra persona, por mucho que se le disfrace de preembrión o como se le quiera llamar. La vida humana existe desde el mismo momento de la fecundación, aunque la ministra promotora de la reforma no lo sepa. Y por tanto, al abortar se está decidiendo si continuar o no con una vida humana. Y más de cien mil abortos al año requieren un control serio y profesional, tanto desde el punto de vista jurídico como sanitario.
Indudablemente la mujer tiene derecho a decidir, pero a decidir si se queda o no embarazada, porque durante la gestación existen dos vidas distintas. Abortar es una opción absolutamente dramática y en la que nadie querría verse y desde luego para la que no se necesitan doce semanas.
El gobierno debería ser más responsable en sus afirmaciones porque en toda la historia de la democracia española no ha ido a la cárcel ni una sola mujer que hubiera abortado, así que no estamos hablando de añadir más dolor al que ya tiene. El planteamiento de un gobierno responsable debería ser proteger tanto al niño no nacido como a la madre, a quien hoy en día no se le dan más alternativas que el aborto.
A una mujer que se plantea abortar o que está en una situación complicada para llevar a término su embarazo, no se la puede abandonar, hay que protegerla, ayudarle, prestarle todo el apoyo que necesite, pero tampoco se le puede engañar. La mujer que se encuentra en esta desesperada situación, en la mayoría de los casos reaccionaría de forma distinta si se le dijera lo que va a ocurrir con su hijo, y, a la vez, se le prestara el apoyo suficiente para salir adelante. Y así, es muy probable que desaparecieran personas desaprensivas que lo único que persiguen es el lucro económico, olvidándose del juramento hipocrático por el que se comprometieron a defender siempre la vida, por encima de otros intereses.
Pero es que esta reforma pretende algo peor que es, hacer una sociedad de irresponsables, porque el mensaje que se da es haz lo que quieras porque todo tiene solución y como nada tiene consecuencias, las nuevas generaciones no distinguen entre el ser y el deber ser, y todo es relativo, y el esfuerzo es algo de otro tiempo, y no pasa nada porque todo tiene solución caiga quien caiga. Nuestros actos tienen consecuencias, sobre nosotros y sobre los demás y si yo conducto a 200 kilómetros por hora por la carretera y choco con otro conductor, mi irresponsabilidad ha tenido unas consecuencias letales y por eso el gobierno legisla. No entiendo por qué en materia sexual y reproductiva, de forma intencionada se pretende identificar irresponsabilidad con derechos, cuando en otras esferas de la vida este gobierno es sumamente restrictivo.
Indudablemente la mujer tiene derecho a decidir, pero a decidir si se queda o no embarazada, porque durante la gestación existen dos vidas distintas. Abortar es una opción absolutamente dramática y en la que nadie querría verse y desde luego para la que no se necesitan doce semanas.
El gobierno debería ser más responsable en sus afirmaciones porque en toda la historia de la democracia española no ha ido a la cárcel ni una sola mujer que hubiera abortado, así que no estamos hablando de añadir más dolor al que ya tiene. El planteamiento de un gobierno responsable debería ser proteger tanto al niño no nacido como a la madre, a quien hoy en día no se le dan más alternativas que el aborto.
A una mujer que se plantea abortar o que está en una situación complicada para llevar a término su embarazo, no se la puede abandonar, hay que protegerla, ayudarle, prestarle todo el apoyo que necesite, pero tampoco se le puede engañar. La mujer que se encuentra en esta desesperada situación, en la mayoría de los casos reaccionaría de forma distinta si se le dijera lo que va a ocurrir con su hijo, y, a la vez, se le prestara el apoyo suficiente para salir adelante. Y así, es muy probable que desaparecieran personas desaprensivas que lo único que persiguen es el lucro económico, olvidándose del juramento hipocrático por el que se comprometieron a defender siempre la vida, por encima de otros intereses.
Pero es que esta reforma pretende algo peor que es, hacer una sociedad de irresponsables, porque el mensaje que se da es haz lo que quieras porque todo tiene solución y como nada tiene consecuencias, las nuevas generaciones no distinguen entre el ser y el deber ser, y todo es relativo, y el esfuerzo es algo de otro tiempo, y no pasa nada porque todo tiene solución caiga quien caiga. Nuestros actos tienen consecuencias, sobre nosotros y sobre los demás y si yo conducto a 200 kilómetros por hora por la carretera y choco con otro conductor, mi irresponsabilidad ha tenido unas consecuencias letales y por eso el gobierno legisla. No entiendo por qué en materia sexual y reproductiva, de forma intencionada se pretende identificar irresponsabilidad con derechos, cuando en otras esferas de la vida este gobierno es sumamente restrictivo.