No respires 2: Si yo le entiendo, pero este tío es un miserable

20/10/2021 - 08:43 J.Pastrana

Hay películas que son un salto al vacío y otras que representan más bien un triple salto mortal. No respires, la original, entraba en la primera categoría. Un grupo de chorizos de tres al cuarto entraban a robar en la casa equivocada, la de un invidente tipo Zatoichi repleto de violencia, traumas y muy muy turbio. No respires 2, está en el segundo grupo. En un quiebro impropio de los tiempos políticamente correctos que vivimos, sus creadores han decidido convertir a este violador chungo y asesino en el héroe. Ahí es nada. Pero una vez más, como no hablamos de superproducciones, parece que poco o nada importa la moral. 

Stephen Lang, carisma puro, retoma su personaje del hombre ciego convirtiéndolo en héroe. Como no acabó de funcionarle eso de secuestrar e inseminar mujeres a la fuerza para tener una hija, ahora lo que hace es ´rescatar´ una niña justo cuando la pequeña logra escapar de un incendio. “¿Oye, y como hacemos para que este señor tan desagradable y mal nacido caiga simpático al espectador?” “Pues mira, ahora es que se arrepiente de lo que hizo (como mi hijo cuando me la lía y ve que le voy a echar la bronca) y además se tiene que enfrentar a un grupo de seres humanos que son mucho más asquerosos que él”. Y cuidado, que si malo es lo del héroe en esta película, lo de los villanos es de traca.  

Dicho y hecho, el hombre ciego ha criado a la niña robada como si fuera su hija. Sigue sin funcionarle bien la cabeza, y se nota, pero la quiere mucho. Sin embargo, el asalto de un grupo de tipos peligrosísimos y sin escrúpulos a su casa lo pondrá todo patas arriba y le dará la oportunidad de redimirse. Qué carajo, que tampoco puede ser tan mal tío, si hasta le gustan los perros y los quiere más que a las personas... Eso es bien, ¿no?

Esta vez la película no está dirigida por Fede Álvarez, el responsable de la primera y del muy estimable remake de Posesión Infernal. En su lugar, toma los mandos de la nave Rodro Sayagues, coguionista en la anterior y en ésta. El cambio de tercio supone también uno de tono y propuesta. De la tensión pasamos a una Jungla de Cristal en una casa y con un ciego. Y la tensión viene de situaciones improbables, cuando no directamente rocambolescas.

Aún así, el resultado final es tan disparatado que podrá gustar a quienes decidan comprar la locura. A fin de cuenta, es Serie B de esas que se ven más para echarse unas risas que para ser atrapado por la historia. Es más, conviene no darle muchas vueltas a la trama, no vaya ser que te des cuenta de que el tipo este que te quieren colar como héroe no es más que un miserable. Yo, por ejemplo, no consigo quitármelo de la cabeza.