No sólo de charangas vive la provincia

12/08/2013 - 18:02 D.P.

Nunca un pueblo de Guadalajara, con perdón de la capital, había dado tanto que hablar en el terreno musical. Nos referimos a Azuqueca de Henares, cuna reciente de bandas, charangas y grupos que ponen la nota musical a gran parte de las fiestas de los pueblos de la provincia. Y todo gracias a la Banda de Música, que con poco más una década a sus espaldas se ha convertido en escuela de intérpretes de distintos instrumentos. El primer hijo de la banda fue El Conejo de la Loles, una charanga conocida ya en todos y cada uno de los rincones de la provincia. Nació en el verano de 2009 por el tesón de seis músicos de la banda. Ese año actuaron en dos o tres pueblos de Guadalajara, desde Azuqueca hasta Zaorejas. Su dominio de los instrumentos, las canciones tradicionales que interpretaban (incluida la que les da nombre), los pasodobles y una sorprendente gracia natural y don de gentes hicieron que las actuaciones se fueran multiplicando año tras año hasta tener previstas más de un centenar para los próximos meses. “Es sorprendente, según están las cosas, que tengamos tantas citas cerradas para este verano”, cuenta Alfredo Almenara, componente de 27 años. Ahora, cuatro años después de los inicios, El Conejo de la Loles cuenta con nueve miembros –dos saxos, un trombón, una trompeta, un helicón, un bombo, una caja y una timbaleta–, amigos “de toda la vida” y algún que otro pariente –el propio hermano de Alfredo y su primo–. Todos en inicio de Azuqueca, aunque en los  últimos tiempos se ha sumado un trompetitsta de Miguel Esteban y otro saxofonista de Tórtola de Henares. Aunque tienen una agencia que les busca actuaciones, la mayoría las cierran a través del “boca a boca”. Cuando tocan en un pueblo, siempre hay algún paisano que se les acerca y les pregunta por una fecha concreta, ya sea para amenizar la fiesta de otro pueblo, para una despedida de soltero, un cumpleaños o una comunión. A esto hay que sumar su propia publicidad a través de las redes sociales. “Tenemos Facebook, Tuenti y Twitter”, cuenta Alfredo, orgulloso de los más de 1.000 seguidores en la última plataforma.
 Este éxito les ha llevado, además de por prácticamente todos los pueblos de Guadalajara, por otras provincias, algunas cercanas, como Madrid, pero también por Segovia, Valladolid y Burgos. Los precios varían, obviamente, por la distancia del lugar en cuestión y la duración del espectáculos, que oscilan de dos a cuatro horas. Tampoco es lo mismo que la actuación sea a la hora del vermú que de madrugada. “Tenemos una furgoneta, la Furgololes, bastante llamativa, por lo que cada vez que llegamos a un pueblo es fácil reconocernos”. Y entonces hacen su entrada estelar “como si de los mismísimos Rolling Stones se tratara, ya que antes incluso de que bajemos de la furgoneta empiezan a cantar nuestras canciones”, cuenta Alfredo, quien reconoce que incluso les han llegado a pedir autógrafos. “No estamos hablando de una o dos personas, sino muchas más, además de que llevan gafas como las nuestras, grandes y rosas, y nos piden que se las firmemos”.
 Y así, mientras la mayor parte de la humanidad descansa y se olvida del trabajo, estos jóvenes aprovechan el verano para sacarse un dinerillo. “Los más jóvenes, que tienen 18 años, se están costeando el carnet de conducir gracias a lo que ganamos por la charanga”, prosigue Alfredo, que reconoce que “cobrar de la música es un lujo que no está al alcance de cualquiera”. Aunque el 70 por ciento de sus actuaciones tienen lugar desde julio a septiembre, la agenda también comienza a registrar compromisos a partir del mes de febrero.  Los integrantes de El Conejo de la Loles se presentan allí donde se les reclama y dispuestos a hacer de todo. “Tocamos pasodobles, jotas, canciones solo de percusión parecidas a una batucada, también versionamos canciones de grupos como Los Suaves o Los Despistaos”. Precisamente esta charanga actuó en el concierto aniversario del grupo guadalajareño. “Cantamos versiones de algunos de sus temas y el cantante incluso las cantó con nosotros”, recuerda Alfredo Almenara.
 Desde hace tan sólo siete meses, a esta charanga le ha salido competencia en Azuqueca. También procedentes de la Banda de Música se han presentado Los Gañanes. Formada por ocho jóvenes de entre 16 y 22 años, ya han realizado sus primeras actuaciones en pueblos de Guadalajara gracias a un repertorio tradicional del sector. Según explica Daniel Hermida, uno de los integrantes, todos son amigos, “casi hermanos”, por lo que la idea de poner en marcha una charanga popular les resultó “de lo más sencilla” viendo el ejemplo de El Conejo de la Loles. Entre todos suman un grupo bastante completo con bajo, tuba, caja, bombo, plato, saxofón alto, saxofón tenor y trompeta.
Más allá de la fiesta popular
De la marcha fiestera de El Conejo de la Loles ha salido, aunque pueda sorprender a algunos, un grupo de rock que no abandona la madriguera. Los Rabbit cuenta con los mismos nueve componentes fijos de la charanga. “Un día, en el camino de vuelta de una actuación de El Conejo en un pueblo de Segovia, nos vino la idea a la cabeza y decidimos probar”, cuenta Alfredo Almenara. Empezaron a ensayar y descubrieron que podían seguir con su pasión por la música durante los meses en los que la charanga está más parada. Compusieron 15 canciones originales y grabaron seis de ellas en el estudio de Miguel, de Doctor Sapo. “Sacamos al mercado 500 copias pensando que iba a ser muy complicado vender siquiera 100, y tal fue el éxito que en poco tiempo las vendimos todas”. Pero con la temporada de fiestas de los pueblos hubo que aparcar temporalmente ese proyecto rockero, cerrándolo por todo lo alto con un concierto en la Sala Bumerang de Guadalajara. “Fue espectacular, había muchísima gente y se volcaron con nosotros”, cuenta Alfredo que se encarga de la guitarra en Los Rabbit y del saxo en la charanga. La venta del disco se fraguó principalmente en la Furgololes. “A cada pueblo que íbamos nos lo pedían”. Sin embargo, pese a este éxito han decidido volver a ser ellos los que se autoediten el siguiente disco. “No queremos depender de una discográfica y que sean ellos los que manejen el proyecto. Somos más felices así, ya que se trata de un grupo de amigos que tenemos buenas intenciones”. El videoclip de Los Rabbit se grabó en Bardales y supera los 2.000 visionados en Youtube. “Nos vestimos de toreros porque estamos en una provincia con muchos encierros, y nos encanta implicarnos en los gustos de Guadalajara. Porque Guadalajara, aunque algunos no se den cuenta, is different”, asegura este músico entre risas.
 Otra de las sorpresas musicales de los últimos meses en Azuqueca ha sido el nacimiento de la banda de rock Callahan, que toma su nombre de Harry Callahan, más conocido por el público como Harry el Sucio. Uno de sus componentes es Sergio Almenara, hermano de Alfredo, miembro de El Conejo de la Loles. Sergio recuerda que este grupo surgió de Luz Oscura. “Tres músicos de esta banda de rock nos unimos a otros dos y creamos Callahan en septiembre del año pasado, y en marzo ya sacamos al mercado un maxi-single compuesto por cuatro temas propios”. Sin embargo, la mecha se encendió cuando les encargaron “medio en broma, medio en serio”, componer una canción de apoyo al Atlético de Madrid de cara a la final de la Copa del Rey que jugarían con el Real Madrid. “Nos lo pidió un amigo fotógrafo del Atlético para El Mundo Deportivo, y accedimos sin saber la repercusión que iba a tener tanto en España como en Latinoamérica”. Porque ese tema,  Hoy es la final, aupó a los atléticos a la victoria, quedando registrado para la posteridad en medios de comunicación de México, Colombia y otros países de la zona, además de en España. El videoclip se grabó en el mismísimo Vicente Calderón, donde también hicieron una sesión de fotos.  Tras este éxito repentino, Callahan comenzó el viernes su gira veraniega, que les llevará a lugares tan dispersos como Logroño, Alicante, Alcalá, Madrid, Zaragoza... “Todo esto se nos ha ido de las manos, pero para bien”. De hecho, ahora están preparando el lanzamiento de la canción de la Copa del Rey a través de la Fundación Atlético de Madrid. “La intención es que se venda y que todos los beneficios vayan para la fundación”, explica Sergio Almenara. Después de la gira, los cinco componentes de Callahan se pondrán manos a la obra para grabar nuevos temas. “En septiembre y octubre estaremos en el estudio para lanzar las canciones de nuevo a través de las plataformas digitales”. De las discográficas prefiere no hablar. “Todos hemos estado en otros proyectos musicales y hemos conocido cómo funcionan, por lo que preferimos distribuirlo nosotros como buenamente podemos”.