“Nos llegaron a decir que el último vuelo de rescate estaba lleno”

08/04/2020 - 10:31 J.E.

Enrique Martínez Rodríguez y Almudena Muñoz Agua estaban en la República Dominicana cuando estalló la crisis del coronavirus.

Uno de los problemas que ha provocado la crisis sanitaria del coronavirus es el cierre de fronteras de los países, lo que ha complicado mucho la vida de las personas para regresar a sus respectivos países y a sus casas. Es el caso de Enrique Martínez Rodríguez y Almudena Muñoz Agua, alcarreños que se vieron sorprendidos por el COVID-19 en la República Dominicana.

Comenzaron su viaje allá por el 17 de febrero, pero no fue hasta casi un mes después, el 15 de marzo, cuando empezó a notarse allí la crisis: “Cuando llegamos a dicho país, fuimos recorriendo diferentes lugares, observando como los locales no daban importancia al virus que ya para esas fechas había entrado de forma importante en Europa. Allí no se vivía como una amenaza. Hasta el día 15 de marzo que hubo unas elecciones municipales no se tenían apenas noticias de los infectados o fallecidos”.

Conscientes de que la situación podía empeorar, como en Europa, pero con peores medios sanitarios, decidieron comprar billetes para regresar a España para el 23 de marzo, ahí empezaron las complicaciones: “El presidente comunicó que a partir del día 19 de marzo cerraba todas las fronteras, e implantó el toque de queda de 20.00 horas a 06.00 horas. Dicho lo anterior, solo dejaría pasar aviones ferris para el rescate de los turistas que allí estábamos, por las cancelaciones de los vuelos en todas las compañías aéreas. A partir de ahí, hubo detenciones por todo el país por no hacer caso a ese toque de queda. Nosotros en vista de lo que acontecía, decidimos quedarnos aislados en el alojamiento que teníamos para evitar cualquier tipo de contacto, hasta que pudiéramos regresar a España”.

Entonces comenzaron los contactos con la Embajada española en la República Dominicana, y cuentan como conseguir volver no fue nada fácil: “El día 16 de marzo fue el primer día que nos pusimos en contacto con la Embajada española en República Dominica, para que supieran que nos encontrábamos allí y nos informaran de como debíamos actuar. No tuvimos mucho éxito porque, después de inscribirnos como turistas en la Embajada, nos mandaban información de compañías con destino a otros países europeos que no se sabía si tenían conexión con España, de vuelos directos que ya estaban completos, o números de teléfonos de la compañía Iberia en República Dominicana que no contestaba nadie. Las gestiones se repitieron durante varios días, pero de la Embajada pasaban la responsabilidad de quien subía al avión a Iberia, y a su vez cuando conseguíamos hablar con Iberia, nos comunicaban que ellos no tenían esa decisión, siendo la Embajada la que lo gestionaba. Tras hablar el día 26 de marzo en varias ocasiones tanto con Iberia, como con la Embajada, nadie nos daba respuestas e incluso nos llegaron a decir que el avión que saldría el día 30 de marzo ya estaba completo y no había previstos más vuelos de rescate. Ese mismo día después de enviar un extenso y duro correo electrónico a la Embajada, recibimos una llamada diciéndonos que la compañía se iba a poner en contacto ese mismo día con nosotros para ofrecernos el asiento de vuelta”.

Pese a todo, no estuvieron tranquilos hasta que de verdad consiguieron pisar suelo español: “pasamos esos días con incertidumbre y miedo por si lo cancelaban, pero después de todo, el vuelo fue tranquilo y llegamos a casa”.