Nuestros museos
Entre ésta y la siguiente semana, procuraré informar a los lectores que lo necesiten como información básica, de cuatro de los principales museos guadalajareños, comenzando por el principal de ellos, el Museo Provincial.
Gentes de otras tierras, generalmente con residencia en Madrid, solemos encontrarlas alguna vez por el centro de nuestra ciudad en visita turística con el sencillo fin de conocerla, digamos que en viaje de placer, que en el peor de los casos nunca es viaje perdido, a la vista del infalible acopio de miel, que al menos se suelen llevar como recuerdo. Algunos suelen preguntar a los viandantes qué es lo que se puede ver como más interesante, pero son los menos. Otros lo hacen en viajes organizados, con sus guías correspondientes, que mejor o peor satisfacen a quienes nos visitan en viaje ocasional o de compromiso. Los residentes en la ciudad, sospecho que no todos, nos encontramos en condiciones de complacerles, deficiencia, si es que la hay, que debemos corregir, primero estando informados medianamente del pasado y del presente de la capital, como base para salir del paso. Entre ésta y la siguiente semana, procuraré informar a los lectores que lo necesiten como información básica, de cuatro de los principales museos guadalajareños, comenzando por el principal de ellos, el Museo Provincial, del que podemos adelantar que se creó por Real Orden de 27 de mayo de 1837, con el fin de poner a salvo del pillaje muchas de las obras de arte procedentes de iglesias y conventos, tras la Desamortización de Mendizábal en 1833.
Este museo se halla instalado en dos salas grandes del Palacio del Infantado, después de infinidad de vicisitudes para su acoplamiento (Convento de la Piedad; exconvento de la Concepción; sótanos de la Diputación…) hasta que en 1973 se colocó, lo poco que perduraba de las novecientas piezas que tuvo, en el lugar antes reseñado, donde se pueden admirar, junto a valiosas muestras escultóricas, algunas pinturas de especial interés. Poco se sabe de los 12.000 libros requisados en 1833, de las bibliotecas parroquiales y de algunos conventos de la provincia. De autor conocido se muestran, entre las escasas pinturas que ahora quedan, obras de Roelas, Bartolomé Román, José Ribera, Carreño Miranda, Alonso Cano, y algunos más de los siglos XVII y XVIII. Pieza de singular interés es la escultura yacente, en alabastro, gótica, de mediados del siglo XV, de doña Aldonza de Mendoza, procedente del monasterio jerónimo de Lupiana. Algunos grupos escultóricos más de autor anónimo, y las dos piezas menores de La Roldana, en terracota policromada, procedentes con casi toda seguridad del extinto convento de Sopetrán, completan el interior del Museo Provincial que, en todo caso siempre merece una visita).