Paloma Nieto, una diseñadora todoterreno en el sector del ‘pronto moda’

29/06/2019 - 11:18 D.Pizarro

Desde Sew Dreams realiza todo el proceso desde que el diseño aparece en el papel hasta que toma forma en la tela.

La moda nos trae de cabeza aunque no nos demos cuenta. Hay prendas de ropa que agonizan en el fondo del armario por el simple hecho de no estar a la moda a causa del color o las hechuras. ¿Por qué no nos ponemos ese pantalón de pata de elefante que aún no nos hemos atrevido a tirar? Hablando claro, porque ya no se llevan. Así que sí, lo que está de moda suele dictar, en mayor o menor medida, cómo nos presentamos cada día ante los demás. En lo que seguro que no hemos pensado es en todo el trabajo que hay detrás de cada prenda, de cada costura, de cada solapa con un centímetro más o menos, de cada dobladillo, sisa o cremallera. Pues ahí, en el origen de un vestido, un pantalón, una falda o una chaqueta está, está entre otras muchas personas Paloma Nieto, diseñadora de Azuqueca de Henares (Guadalajara). Actualmente bajo el paraguas de la empresa Sew Dreams,  Nieto desarrolla más que su trabajo, su pasión. Porque incluso en su familia han bromeado con que sería capaz de realizar este trabajo sin ni siquiera cobrar. Sin embargo, aunque no lo parezca, Nieto llegó al mundo de la moda casi de casualidad. “Se suponía que iba a estudiar Derecho o Ciencias Políticas, pero en el instituto me animaron a que eligiera algo relacionado con el arte, dado que tenía mucha facilidad para dibujar”.  Pero reconoce que nunca le había interesado la moda “ni había hecho figurines”. Se convenció de que una carrera artística no le iba a suponer ningún esfuerzo y tomó la decisión de tirar por ese camino. “Mis padres me dijeron que no me pagarían los estudios, que iba a tener que buscarme la vida”. Y es que, reconoce, mucha gente tenía, y tiene aún, la idea equivocada de que diseñar es coser. En aquella época, señala Paloma Nieto, la carrera de diseño no estaba reconocida, algo que sí ocurría con patronaje, “cuando se supone que el diseñador está por encima del patronista”. Finalmente consiguió una beca para estudiar diseño en una escuela privada adscrita a las universidades Politécnica y Complutense, con lo que la titulación, pese a no ser oficial, estaba vinculada a instituciones educativas reconocidas. 

En la carrera, reconoce, aprendió el negocio desde dentro. “Pese a que se trataba de una escuela privada, la llevaban empresas de la talla de Loewe o el grupo Cortefiel, muchos de cuyos profesionales eran profesores de la carrera”. De hecho, esta diseñadora hizo sus prácticas para El Corte Inglés.

Una vez terminó esos años de formación, tocaba buscar un empleo, algo que no era del todo difícil. “Éramos pocos alumnos por clase, y en mi caso, salí ya con varias ofertas”. Sin embargo, otros compañeros optaron por iniciar su propio negocio. “Eran personas con posibles. Hay que tener en cuenta que era una carrera muy costosa, pues se requería muchísimo material, como equipos fotográficos, por ejemplo”. Paloma Nieto, segunda de su promoción, recibió tres propuestas de trabajo y ahí empezó su recorrido por empresas de moda. “Nunca he dejado de trabajar”. Eso no quita, no obstante, que se trate de un sector complicado porque, entre otras cosas, en las empresas de moda sólo necesitan un diseñador, “si es que lo necesitan”. En este sentido, Nieto lamenta que en España no se trabaje como en Italia o Francia, donde, según defiende, dan más importancia a la labor del diseñador. Aquí, por el contrario, “se quedan alucinados de que yo tenga que estar todo el día en la empresa; me preguntan si no puedo trabajar desde casa y luego voy allí un par de días. Pero no, porque hay que hablar con el patronista, tengo que tener a la modelista para indicarle como quiero la costura… No lo entienden”. Según su experiencia, los empresarios de moda creen que el trabajo de un diseñador se limita a recibir la prenda, copiarla, enseñársela a la modelista y producirla. “Pero se supone que para eso me buscan, porque sus ventas no van bien”. Y es que, si al final se centran en ofrecer lo que está en el mercado en un momento dado, “lo normal es que no lo vendan dentro de seis meses o un año”. Y es que mucho han cambiado las cosas desde que los empresarios españoles de moda se cogían el tren hacia París, llegaban a la ciudad del Sena, compraban en los mayoristas y volvían, sin hacer noche, en el tren de regreso. Nieto cuenta que se hacía una parada en Barcelona, “donde antes se concentraba todo el textil”, y entregaban  las prendas para que les encontrasen el tejido  más parecido y hacer así una copia. “Entonces se trataba de imitar, algo que ha cambiado actualmente”, señala Nieto, quien, no obstante, reconoce que sigue habiendo “muchísimos” empresarios que  no entienden cómo funciona el proceso. “Quieren que vayas, que compres y que copies la prenda. Pero luego tú haces un diseño y no lo ven, porque para ello necesitan la prenda física”. 

Ahora, Paloma Nieto disfruta de poder realizar todo el proceso de diseño, algo que no se consigue en cualquier empresa. “Hay equipos en compañías grandes, como El Corte Inglés o Trucco, que se dedican a un departamento concreto. Yo, por ejemplo, estuve en el de departamento de señoras de Induyco y me pasaba el día haciendo sólo faldas”. Por el contrario, ahora se encarga de seguir las tendencias, captar lo que se lleva, elegir los tejidos, los botones, ver los muestrarios... y finalmente, armar la colección. “Yo hago los diseños, se los doy al patronista y explico qué es lo que quiero. Les proporciono las medidas y todo lo necesario para que el modelo sea el que yo he diseñado”. 

La industria textil es un sector prácticamente globalizado, por lo que las empresas aprovechan los bajos costes de producción en países en vías de desarrollo para ahorrar costes. Eso ha hecho que en España ya prácticamente no se cosa nada. “Actualmente casi todo se hace fuera, aunque en nuestra empresa toda la confección es española”, señala Paloma Nieto. Y es que gran parte de la producción de Sew Dreams es de lo que se llama pronto moda, es decir, lo que se pide en el último minuto. “El Corte Inglés, por ejemplo, externaliza casi todo a Bangladesh, Marruecos, China o Bulgaria, que hace muy bien la camisería”. Sin embargo, esta diseñadora de Azuqueca reconoce que una diferencia en la calidad. “Lo que viene de China sí se nota, pues las prendas aparecen arrugadas y con hilos colgando incluso en las tiendas. Ya no se valora como antes que la ropa esté perfectamente colgada en las perchas. Sin embargo, ahora prima el precio y por eso se da todo fuera, pues aquí la mano de obra es más cara”.

Pero la empresa en la que trabaja Nieto está especializada en ese servicio de última hora, pronto moda, con el que pueden entregar las prendas en 15 días, en lugar de tener que encargar fuera con vista a un año o seis meses. “Por ejemplo, si Zara, que es quien a día de hoy dicta lo que se lleva, saca una colección verde pistacho y otra gran compañía no tiene ese color, acuden a nosotros y nos piden una colección verde pistacho”.  Esta opción, evidentemente, es mucho más cara que la producción en Asia u otros países periféricos, como Marruecos, donde una modelista –quien cosa a la máquina– cobra unos 300 euros al mes. “Eso hace que Zara, por ejemplo, produzca todo fuera, aunque he oído que están montando talleres en España equipados con robótica”. Esa tecnología supliría el trabajo que realizan centenares de patronistas o modelistas. “La mayor parte de la mano de obra que se necesita en este sector viene de ahí, mientras que diseñadores apenas necesitan uno”. De hecho, Paloma Nieto reconoce que ella ha estado sola “en todas las empresas en las que he trabajado”. Ahora va a trabajar desde Sew Dreams para Fórmula Joven. “Tuve que llevarles los paneles de tendencia que yo veía para la temporada que viene. Les encantó  y me pidieron que acudiera con mi equipo de diseño, y entonces les expliqué que yo era la diseñadora y la que iba a vender”.

Con todo, Paloma Nieto disfruta día a día en su trabajo. “Me encanta”. Porque no sólo hace los diseños, sino que controla todo el proceso. “En la parte de compras, por ejemplo, cuando dicen que hay que dejar una falda en 16 euros, acortamos tres centímetros, quitamos la cremallera, cambiamos el estampado, los botones...”. Ahora, su futuro más próximo pasa por la creación de la marca Unik’s. Ya han empezado este invierno con parkas, para lo que han tenido que comprar una máquina de guatear. “Sale más caro que producirlo en China, pero lo tienes para pronto moda”.