Pasión y triunfo en la encerrona de Curro de la Casa en Trillo
24/06/2013 - 17:38
? Plaza de toros de La Isla. Más de media entrada en tarde soleada. ? Ganadería. Tres toros de Miranda y Moreno de los cuatro anunciados (1º fue devuelto al partirse un pitón) y uno de Torrehandilla lidiado en cuarto lugar. De mejor juego, los corridos en tercer y cuarto lugar. Destacó el cuajo y hondura del primero bis. ? Novillero. Curro de la Casa como único espada (caña y oro): estocada desprendida (2 orejas), gran estocada (2 orejas), pinchazo y media estocada (2 orejas) y estocada atravesada (2 orejas y rabo). Abandonó el coso en hombros.
Numerosos aficionados viajaron ayer a Trillo para presenciar la encerrona de Curro. Por la ribera del Tajo, de camino a la plaza, eran palpaables la ilusión y la expectación por ver en liza al novillero alcarreño tras su paso por Madrid. El encierro de utreros de Miranda y Moreno no fue el mejor material para una propuesta de estas características, con dos novillos destartalados y cornalones que pusieron en aprietos al espada en más de una ocasión. La tarde tomó feos derroteros en sus comienzos. Devuelvo el corniveleto primero tras partirse el pitón, se corrió turno y el que hizo primero bis volteó a Curro de manera impactante en tres tiempos.
El miedo voló por los tendidos y Curro se repuso de la paliza ante un novillo emplazado y reservón que nunca llegó a descolgar en las telas. El que hizo segundo tuvo movilidad, pero escaso fondo. Tres series de limpia factura sirvieron para que Curro presentase el temple de sus credenciales. Se inició entonces el repertorio capotero que se desgranó durante la tarde .
La mejor faena llegó con el tercer animal, el cual tuvo gran calidad. Hubo una serie extraordinaria ligada y compacta en el conjunto de una buena faena que supuso la cima del festejo. Con el novillo desfondado, exprimió Curro las posibilidades en terrenos de cercanías hasta resultar empalado de forma espeluzante. Coronó la tarde con una faena más enfibrada, recibiéndolo con dos pases cambiados en el centro del anillo, con los que dejó constancia de su gran valor.