Preparación ante las nevadas
01/10/2010 - 09:45
Por:
Editorial
Aunque el clima casi primaveral del que hemos venido disfrutando poco hace pensar en las próximas nevadas, el invierno no tardará en llegar (o al menos eso se espera). Para que no se vuelvan a repetir situaciones como las que se vivieron el pasado año, desde el Gobierno central se ha elaborado un protocolo que trata de fortalecer la coordinación entre las administraciones con mecanismos de respuesta más eficientes, haciendo especial énfasis en las condiciones de los accesos a grandes ciudades.
Entre otras medidas, este plan de actuación prevé la creación de la unidad de evaluación de riesgos y se incluyen los avisos de nivel amarillo en la fase de alerta -actualmente son sólo rojo y naranja- en el caso de zonas de mayor relevancia, especialmente el área Madrid- Corredor del Henares. Fundamentalmente, y para evitar los galimatías de responsabilidades entre las distintas administraciones, el nuevo protocolo deja muy claro quién, cómo y de qué forma tiene que actuar cada uno de los órganos y departamentos implicados en una situación meteorológica complicada sobre el asfalto. Y además establece condiciones especiales de acceso a las grandes ciudades en situaciones extremas. Pero no sólo eso sino que se ha trabajado en la mejora de las dotaciones. Así, Guadalajara cuenta, este año, con medio centenar de máquinas quitanieves, cuatro centros de salmuera y toneladas de sal.
Después de analizar con detenimiento la intencionalidad de este protocolo se puede deducir que la Administración no es negligente, ya que toma medidas, aunque está por ver si acierta de pleno en la solución de todos los problemas (casi imprevisibles) derivados de las nevadas. Sin embargo, de nada sirve la previsión si no existe la colaboración de los ciudadanos ya que son ellos los que deben poner en práctica su responsabilidad al volante en caso de que esas inclemencias meteorológicas les pillen en la carretera.
Después de analizar con detenimiento la intencionalidad de este protocolo se puede deducir que la Administración no es negligente, ya que toma medidas, aunque está por ver si acierta de pleno en la solución de todos los problemas (casi imprevisibles) derivados de las nevadas. Sin embargo, de nada sirve la previsión si no existe la colaboración de los ciudadanos ya que son ellos los que deben poner en práctica su responsabilidad al volante en caso de que esas inclemencias meteorológicas les pillen en la carretera.