Romney se aparta de la campaña y deja el camino libre a McCain

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El senador John McCain tiene un paso más cerca convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca. Y no porque se hayan celebrado nuevas primarias, después de la vorágine del 'supermartes', sino porque su más directo rival, Mitt Romney, optó ayer por "apartarse".
El líder mormón había ganado sólo en seis de los 21 estados en liza el día anterior, y con su inesperada retirada, realizada por el bien de su "país" y su "partido", deja a McCain como virtual ganador y a un tercero en discordia, Mike Huckabee, a demasiada distancia de la cabeza.

"Hay gente que cree que esto ha terminado, pero vamos a seguir esta noche, y la siguiente, hasta la Casa Blanca". Así hablaba Romney en su valoración del 'supermartes'. Sin embargo, y tras consultarlo con la almohada, el senador por Arizona terminó compareciendo ante sus simpatizantes y los medios entre rumores claros que apuntaban a que en ese mismo discurso iba a anunciar su retirada. No obstante, y como no había sucedido con las anteriores bajas, no confirmó el secreto a voces hasta que no había transcurrido un tiempo.
"Siento que ahora tengo que mantenerme al margen, por nuestro partido y por nuestro país", afirmó, reiterando de esta forma su retirada de la campaña, que él mismo había ayudado a sufragar con grandes sumas de dinero procedentes de sus bolsillos. "Esta no es una decisión fácil para mí, odio perder", agregó, pero, a su juicio, seguir con sus intenciones hasta la convención final "impediría el lanzamiento de una campaña nacional y haría que fuera más probable que los senadores Clinton u Obama ganasen". No obstante, no hizo mención alguna de apoyo a los dos candidatos que aún permanecen en juego. De hecho, llegó a decir no estar de acuerdo con McCain en "un cierto número de cosas", pero al menos sí que coincidirían "en hacer todo lo necesario para tener éxito en Irak, para encontrar y ejecutar a Osama Bin Laden y para eliminar a Al Qaeda y el terrorismo", en contraposición a la retirada de tropas defendida por los precandidatos del Partido Demócrata.

Despilfarro demócrata
En medio de la enrevesada carrera para hacerse un hueco en la Casa Blanca, parece que el dinero juega un papel fundamental. Mientras los republicanos parecen tenerlo fácil, ya que tras la dimisión de Mitt Romney, John McCain se perfila como el candidato que conseguirá la nominación de su partido, en el campo demócrata el panorama es bien distinto.
Obama le pisa literalmente los talones a Clinton, algo que alargará la lucha entre ambos hasta bien entrada la primavera. Claro está que mantener viva la maquinaria electoral supone un coste de mantenimiento que no todos se pueden permitir y que supone una verdadera sangría en la cuenta corriente de los candidatos. Pese a que la senadora de Nueva York se embolsara 113 millones de dólares en 2007, parece que esta desbordante suma se queda corta para seguir adelante con la batalla. Sin embargo, Obama que acumuló cerca de 103 millones ha inaugurado el año convirtiéndose en una máquina de hacer dinero.
Durante el año pasado los demócratas se embolsaron alrededor de 11 millones de dólares de cara a las presidenciales al mismo tiempo que los conservadores a penas alcanzaron los 6 millones de dólares. Sin embargo, los principales candidatos se han embolsado más de cien millones de dólares para poder hacerse un hueco en las primarias aunque con gastos como los de la senadora por Nueva York, que se deja alrededor de 1.3 millones de dólares diarios en anuncios de televisión, o caprichos como los de Obama, que desembolsó 250.000 dólares por colar 30 segundos durante la Superbowl, el dinero nunca es suficiente.

Batalla de Potomac

Con menos de un centenar de delegados de diferencia, Clinton y el senador de Illinois mantendrán otro importante pulso el próximo martes durante la conocida como Batalla de Potomac, cuando los votantes de Virginia, Maryland y Washington D.C acudan a las urnas. Previamente, el sábado lucharán en Lousiana y Nebraska. Por supuesto, esto supondrá un nuevo derroche de fondos para el que Clinton podrían no estar preparada, por eso, algún que otro analista apuntaba una inminente reorganización dentro de las filas de la ex primera dama. Obama llega a Potomac con 32 millones de dólares mientras que Clinton sólo cuenta con 13 millones de dólares, una diferencia abismal que podría marcar la diferencia.

De momento, parece que la más perjudicada es la senadora de Nueva York que ha tenido que echar mano de su propio bolsillo y sumar cinco millones de dólares de su cuenta personal a su cheque de campaña. En un plan casi desesperado, la ex primera dama de Estados Unidos hacía un llamamiento a sus seguidores vía correo electrónico en busca de tres millones de dólares antes del fin de semana alegando que “la necesidad de este dinero nunca ha sido tan grande”.
Mientras Clinton se queda corta, Obama ha conseguido apenas 48 horas después del Súper Martes sumar otros 3 millones de dólares a los 32 millones del pasado enero. El senador convierte así en dinero contante y sonante su aireada intención de provocar un cambio político si se alza con la Casa Blanca.