Ruiz Zafón compara su novela con un beso

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: NATALIA ARAGUÁS. COLPISA
El próximo 17 de abril saldrá al mercado la nueva novela de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, que forma parte de la tetralogía de La sombra del viento. Se lanzará un millón de ejemplares en más de cincuenta países. “Es como un beso”, comparó Ruiz Zafón en sus primeras declaraciones sobre la obra, recogidas por la editorial Planeta en un comunicado.
“No se puede, ni se debe, explicar a priori”. “Los libros se descubren leyendo, disfrutando de la experiencia literaria, no en resúmenes de dos líneas”, advirtió el novelista sobre una obra que sumerge al lector en la Barcelona de los años veinte y funciona como una ‘precuela’ de La sombra del viento en la medida que se remonta a los inicios vitales de personajes ya presentados en el libro anterior. Se repiten también escenarios, como el ‘cementerio de los libros olvidados’, en el barcelonés barrio del Raval. “La ciudad es un pretexto, un personaje más, y el novelista la recrea de pies a cabeza para explicar su historia”, opina Zafón.
Pese a las líneas de conexión con su bestseller anterior, el escritor advierte que ‘El juego del ángel’ es “una novela con argumento independiente” al de La sombra del viento, con su propia historia y su propio mundo”, aunque los lectores de la primera puedan encontrar “muchos elementos que podrán conectar y que creo añaden un nivel adicional de disfrute e intensidad a la lectura”. Un proceso que puede darse a la inversa, ya que aquellos que se estrenen con El juego del ángel probablemente “se sientan tentados de adentrarse” en su predecesora.

Éxito abrumador
El escritor barcelonés se ha dado un respiro de siete años para volver a publicar tras el abrumador éxito de La sombra del viento, una novela de la que se han vendido diez millones de ejemplares en 50 países. “Lo más difícil, en estas circunstancias, ha sido encontrar el tiempo y la concentración necesaria para poder escribir”.
Asegura no tener una rutina preestablecida a la hora de sentarse al ordenador. “El ritmo de trabajo lo marca el momento en que me encuentro en la escritura”, sostiene. “Al principio escribo dos o tres horas al día y dedico muchas más a pensar en el libro, en la estructura y en los elementos a emplear. A medida que avanza el proceso trabajo sobre el terreno, más horas, normalmente de noche, y empiezo a reescribir y reconstruir sobre la marcha”. No obstante, cuando está por el final es capaz de escribir y reescribir casi 12 horas al día o incluso más. “Es un proceso complicado que me lleva bastante tiempo; necesito desaparecer un poco del mundo porque tengo la mala fortuna de distraerme con facilidad”, expone.