Sacristán y Aberasturi se muestran desencantados y pesimistas

05/05/2014 - 21:47 Redacción


Casi dos horas de coloquio en un salón del campus universitario que prácticamente se llenó para escuchar las opiniones o reflexiones de dos personajes de primer orden de la vida cultural española sobre la situación que vive nuestro país a nivel social, político, cultural y de medios de comunicación. El actor José Sacristán y el periodista, Andrés Aberasturi, moderados por Juan Garrido, presidente de la Fundación Siglo Futuro, organizadora del acto, mostraron su pesimismo sobre una realidad que para ellos es una crisis del sistema, a la que el actor no sabe cómo enfrentarse y el periodista aportó recetas y vaticinó que la sociedad del siglo XXI explotará, pero tampoco supo decir cómo pasará.
José Sacristán, que se reafirmó como hombre de izquierdas, culpó y mucho a los 'suyos' de haber llegado a esta situación por perder su "autoridad moral, política y social, su discurso político. En las centrales sindicales, en la izquierda se ha perdido el depósito moral y esto ya no tiene solución", afirmó que hay muy pocos inocentes en la actual realidad que calificó como una guerra, "en la que perdemos los de siempre", "en el que el poder se impone frente a un territorio que no se puede defender", "en la que ciertamente hay recuperación, de los que están ganando la guerra, aquellos a los que si les salen los números". "Es proporcional el enriquecimiento de unos al empobrecimiento de otros", aseguró. "El tren del modelo social que anhelábamos en los años de la transición ha descarrillado. Ya no vale arreglar esas vías y poner otra vez el tren. El sistema se ha caído", afirmó José Sacristán.
Por su parte Aberasturi apostó por una tercera vía, tras el fracaso del capitalismo deshumanizado con la complicidad de la izquierda que no ha sabido dar respuesta a la ilusión por una sociedad mejor tras la caída del socialismo soviético. Para el periodista también el problema es del sistema y por ello piensa que sólo se puede resolver desde éste a través de una regeneración de los partidos políticos que hoy acumulan mucho poder. Pidió una reforma fiscal para que los que más tienen más colaboren y la regeneración de los partidos, suprimiendo fundaciones, donaciones, "ni un céntimo sin justificar". También abogó por un pacto por la Educación y por la Justicia, de la que pidió se desvincule del poder político para que funcione la democracia. Se mostró desencantado y al igual que Sacristán, pesimista. Como toque de esperanza recordó que "ningún Estado ha quebrado, ni siquiera Argentina, que cuando le va bien se empeña en hacerlo mal".