Santa María acoge a la Virgen por otro camino pero con igual devoción

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La Virgen pasó por un Infantado abarrotado.                                  rafa martín
Por: Redacción
TRASLADO DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA
Regia y floreada, la Patrona acogió tras de sí a muchos fieles que la arroparon en su traslado por la capital
Ni un alfiler cabía ayer en el santuario de la Patrona de la capital, la Virgen de la Antigua. En la misa que precedía a su traslado, marcado este año por el cambio de recorrido y de destino, no pudieron citarse más almas deseosas de acompañar a la Virgen en su procesión. Las calles más emblemáticas del casco urbano de Guadalajara -Miguel Fluiters y Santo Domingo- aparecían desiertas y plagadas de un silencio general que sumía a la ciudad en un inevitable sopor veraniego.
Nada que ver, en comparación, con los aledaños del santuario de la Patrona, la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, donde varios fieles esperaban apostados en las aceras, escaleras y bancos, al fin del oficio que luego daría paso al traslado de la Virgen. Los abanicos fueron el complemento estrella de las mujeres en la tarde de ayer. Luciendo sus mejores galas, muchos vecinos no quisieron perderse uno de los momentos más emotivos que precede a las fiestas, el día del homenaje a la Patrona, el día 8 de septiembre. Flanqueando la puerta del santuario, el puesto de los helados que allí se encontraba, aparecía lleno de continuos clientes que no podían evitar consumir un helado para aliviar el calor, mientras miraban impacientes el reloj a la espera de la salida de la Virgen de la parroquia. Finalmente, en torno a las 20.45 horas, se produjo el deseado momento. Las primeras notas del himno español resonaron en la calle, imponiéndose a las conversaciones que en aquel instante tenían lugar, mientras la Patrona efectuaba la salida de su santuario para ofrecerse a ojos de los cientos de fieles que se encontraban alrededor. Floreada hizo su aparición, con rosas en tonos salmón y pastel en su traje, blanco el fondo y dorados los ribetes, lució regia en su pasear, con el traje que en su día pintó el alcarreño Santiesteban, además de flanqueada por innumerables crisantemos, con las mismas tonalidades que su vestidura. Fue un año más, la floristería David Calleja, la encargada de poner la puesta a punto de los adornos florales de la Patrona.
Los vivas dieron pie a los primeros pasos de la comitiva, en la que no faltaron miembros de la Cofradía de Nuestra Señora de la Antigua, junto a varias autoridades políticas entre las que destacó la presencia de la corporación municipal al completo encabezada por su alcalde, Antonio Román, varios miembros de la oposición, el diputado regional y antiguo regidor de la capital, José María Bris, junto a la delegada de la Junta en Guadalajara, Magdalena Valerio, que tampoco quiso faltar a la cita. La banda municipal de música fue la encargada de dirigir y combinar con la maestría que da la experiencia los momentos de solemne devoción con los de alegría en el traslado.
Los cánticos acompañaron los misterios entonados por los fieles, quienes veían en esta ocasión como cambiaba el tradicional recorrido de la procesión a causa de las obras que afectan al centro de la capital. La cuesta del Reloj marcó el punto de inflexión a diferencia del año pasado, ya que anoche la Patrona dejó su estela por la calle Alvarfáñez de Minaya, donde no pocos vecinos permanecieron asomados en sus balcones a la espera de ver pasar a su Virgen. Los más pequeños tampoco quisieron ser menos y arrojaron pequeños puñados de coloridos pétalos que acariciándola, cayeron sobre ella.
Por momentos eran sólo las notas de la banda provincial las que rasgaban el atardecer procesional, que fue recogiendo en su desfilar a cada vez más fieles según caminaba en dirección a su destino: la concatedral de Santa María. Uno de los puntos más brillantes del recorrido tuvo lugar a su paso por el Palacio del Infantado, donde cientos de personas se arremolinaban para ver de cerca a su Patrona e inmortalizar un año más el traslado con los objetivos de sus cámaras. Las luces de las calles hacían el resto, poniendo el toque al desfile. La plaza de los Caídos se convirtió en un improvisado mirador a ras de calle, donde los que no habían acompañado a la Virgen desde la salida de su santuario, prefirieron aguardar su llegada en este punto, uno de los más significativos de la capital. Aquí tuvo lugar una de las estampas más bonitas del traslado, con el caminar de los fieles escoltando a su Patrona por la calle Miguel Fluiters, rondando ya su inminente destino. Para sofocar el calor, no faltó el sistema de climatización exterior instalado en la calle Mayor, que sin duda alivió a muchos vecinos.
Tampoco faltaron pequeños toques de atención a los fieles, a los que se impelió a permanecer en un “clima de recogimiento” durante el desfile de la comitiva, propio de estos días, “de silencio y oración”, sin estar por ello reñido con un ambiente “festivo y de alegría” al celebrar las fiestas en honor de la Patrona de Guadalajara, momentos antes de que la Virgen se recogiese en la que, por estos días, será su nueva casa, la concatedral de Santa María, adonde retorna a causa de los trabajos en la iglesia del Fuerte de San Francisco, donde sí reposó el pasado año y desde donde partirá en su salida grande del próximo día 8.