Scream VI: Vigila quién... bueno, vigila a todos y terminamos antes
"Qué titular tan chorra para una crónica", pensará más de un lector. Y tan solo podré decirle: "Perfecto entonces para la película que nos ocupa".
Scream VI retoma la historia del Carafantasma (dicho en castellano da bastante menos miedo) y de las hermanas Carpenter, las nuevas heroínas de la franquicia. Básicamente, se han trasladado a Nueva York para ir a la universidad y alejarse de su traumático pasado. Sin embargo, el MAL las persigue. Y lo pongo en mayúsculas porque lo merece, porque ya no hablamos de malos muy malos, si no de malos que están muy MAL de lo suyo, reyes del exceso una vez desenmascarados a los que difícilmente se puede entender.
Podría decir que me he vuelto mayor y que ya no entiendo este tipo de películas, pero estaría mintiendo. Creo que aún soy capaz de disfrutar de los slashers y de pasar susto con ellos. Sin embargo, ésta ha sido la ocasión en la que más concesiones me he visto obligado a hacer a la trama y situaciones de una película de Scream (al menos que yo recuerde). Tantas, que terminaron por sacarme de la película, al igual que algunos personaje y actores que parecen pasadísimos, con mención especial de Dermot Mulroney.
El viaje a Nueva York de Ghost Face no deja de ser divertido, sobre todo para los seguidores fieles de la saga que quieran echarse una risas, pero debo reconocer que me resultó decepcionante. Aunque tiene momentos e ideas que podrían resultar memorables, sobre todo en su arranque, todo termina diluyéndose para terminar siendo demasiado... ¿amable?
Aún así, y paradójicamente, presenta uno de los personajes principales más interesantes de este tipo de películas: esa Samantha Carpenter tan eficazmente interpretada por Melissa Barrera, una protagonista oscura y cercana a los antihéreos que tanto gustan en estos tiempos. Un personaje que merece un arco que realmente evolucione y cristalice a traves de las futura e inevitables entregas de la ya franquicia.